El visitante

…la noche se vestía de gris y la luna estaba ausentada. En el lugar de siempre estaban los amantes. El viento le volaba la cabellera a ella, mientras que a él, el viento le acariciaba la nuca.
Todo parecía perfecto. El dejaba una sonrisa en sus labios, que dormitaban por días en ellos, parecía que los besos invernaban sobre los delicados labios.
Una mañana, llega una figura que estragaría todo el nido de amor. Un ángel negro, un alma de corazón duro y lleno de maldad. Para ella, se presentaba como un jardín de primavera, exuberante en esplendor. Yo le veía como un desierto de un mar de arena, que tragaba sin clemencia y derecho a defensa a todo el que caminaba por sus orillas. No existían gajos ni algo a que agarrarse.
La seducción fue tanta, que pasó a ser mi amor, el enemigo más cruel y existente.
No quería que fuera así, pero no podía luchar contra las armas que, a un mortal común, le es imposible enfrentarlas. Lo único sería esperar y la espera era pérdida. Que podría ser más cruel, el seductor o mi silencio impotente. Pedirle a Dios que sea mi vengador sanguinario, sería lo más justo. Pero este no respondió a mi llamado. Ni temo por mi, sólo por ella, y aborrezco a la bestia disfrazada de amor.
Si ante la impotencia de actuar contra armas invisibles, debo perder lo que amo y deseo, pues todo bien, así será. Porque no lucho con lo que no puedo, no gano lo que no quiero. Solamente me dejo llevar. Ante una decisión tan frenética de un tengo dudas y no te amo tanto como a…
Pedirle al Cielo que un deseo me conceda será la salvación. Que de la boca donde salen esas palabras engañosas de amor y seducción, salga una llaga que impida a que la bestia actúe… porque de su boca sale el poder que sacude la barca que navegaba , en la calma de los valles en que llevaba a mi amor.
Si este deseo se me concede, pido que solamente mi oración traiga la sanidad a su boca. Porque no quiero algo para siempre, aunque la bestia sea mi enemigo residente, no quiero llevar a mi tumba, un pedido que nunca fue quebrado, perdonado. No quiero y ni deseo ser el que para siempre, haga llevar una carga a la bestia, porque si bien la merece, considero que no para siempre deben ser los castigos.
Diga mi corazón libre soy, aunque piense la maldad y el deseo sin medida. Aunque esto no lo comparto, si lo multiplico, para un solo amor, un solo corazón. Porque un corazón es un lugar de un espacio, el que dejó un amor que se fue.
Vivan para siempre en paz los amantes verdaderos, vivan en paz los corazones amantes.
Nunca digan o aprisionen, porque al amor se lo deja libre como un ave de campo. Pero sean protegidos todos los amores de las aves de rapiñas, porque de ellas es la destrucción y el dolor, la desesperación y los apetitos insaciables de noches teñidas de malva. Donde los amaneceres se vuelven abstractos y de aspectos desolados. Donde las lágrimas abundan como lluvia de invierno. Donde el calor de sus cuerpos, derriten sueños inocentes. Padre, mi oración sea eternamente para ti, y mi corazón, tú que me enseñas amar y esperar, defiéndeme al corazón de mi corazón, pasa de mi esta copa de dolor y amargo practicar. Borra con un soplo las palabras que infectan por el viento y trastorna toda boca que para mal pronuncie mi nombre y golpeen mi corazón. Atiende el pedido de un corazón solitario que por mi, hoy se complace y se identifica en ser uno más, porque no tenemos quien nos defienda si no, que todas nuestras esperanzas, están en ti.

Daimer´s (C)