Cuando la muerte te visita

Salía de la iglesia, un domingo como cualquier otro, saludando a todos los conocidos.

El portoncito de la casa aún hacía el ruido de siempre, se volteaba y cerraba luego de pasar, daba tres pasos y le invadía una gran angustia que entraba llorando a casa. Luego se le pasaba sin que se diera cuenta de ello.

Todas las veces era así, y todas las veces se olvidaba de comentarle al pastor lo que le sucedía al entrar a casa.

- Hola abuela!

- Quien habla?

- Usted es la abuela más dulce del mundo?

- Disculpe pero creo que se ha equivocado de número, aquí no vive ninguna abuela.

- Mamá, soy yo…! Te queríamos hacer una sorpresa

- Hola hija, no te he conocido la voz, hablaba como si estuvieras llorando…

- Pues lo estaba, mamá… estoy embarazada de siete semanas…

- Qué bueno!? Seré abuela… gracias a Dios… hija, que felicidad, Dios te ha premiado con lo más hermoso que…

- Lo sé mamá, estoy tan feliz, he llorado desde el consultorio hasta casa, la gente que me vio habrá dicho que soy loca pero no podía dejar de llorar y reír. Más tarde vamos, llevaremos algo porque cenaremos contigo.

- Bueno hija, prepararé un rico postre con cerezas para festejar. Hasta luego.

La vida está llena de sorpresas, el mundo es una caja de misterio. Nunca se sabe el segundo después del último.

Domingo por la mañana, los mismos preparativos para ir a la reunión, sólo que de esta vez, las peticiones serían más fuerte y llenas de lágrimas de amor angelical.

La noticia fue una alegría dentro de la congregación, mismo que la hija de la señora no fuera miembro o creyente. Bastaba uno que clamara a Dios por todos.

Luego de acabada la reunión, la prosa no era otra, ser abuela, estaba en la boca de todas las que lo eran, para con la futura privilegiada.

El portón ya era rutina, pero siempre se olvidaba de lo que venía, de esta vez, no hubo noticia buena que venciera ese espacio negro entre el portón y la puerta de entrada a la casa.

Pero cuando la señora se da vuelta para retomar los pasos hacia la puerta de la casa, de un giro abre el portón y a toda prisa, vuelve a la iglesia. Fatigada y a los gritos, llama al pastor que aún estaba despidiendo gente de la reunión del día.

- Pastor, pastor…! Ahora lo recuerdo… Dios me ha mostrado… ahora entendí… Gloria a Dios pastor…- dijo entre llanto y preocupación.

- Que fue lo que ha recordado?

- Pastor!! La angustia de todos estos años que le comenté el mes pasado, ahora lo recuerdo… usted tenía razón, el problema era yo. Una vez caí entre el portón y la puerta, me di un golpe en la cabeza… creo que hasta desmayé por un momento. Era un lunes… lo recuerdo como hoy, mi hija tenía siete años, llegaba de una audiencia por el divorcio… y ahí… Pastor, vi a la muerte… me dijo que venía a llevarme… su aliento era frío y seco, sentía como que una oscuridad me aspiraba a un abismo sin aire, de profundo vacío paralizante… tenía mucho miedo… fue ahí cuando le rogué que no me llevara, que dejara al menos… que pudiera criar a mi hija… que después si me llevara…Pastor, cuando mi hija tenía catorce años, vine por primera vez a la iglesia.

- Si ahora lo recuerdo, esto explica mucha cosa. Usted siempre ha renunciado en sus oraciones y en las que aquí hacemos, los días de liberación, todo pecado oculto o consiente del pasado… Creyendo que Jesús es el único que puede darle la vida eterna, confesándole como su Señor y Salvador.

- Si Pastor, ahora entiendo, el por qué de la angustia, si no fuera todas esas renuncias por las cosas que nos son ocultas al entendimiento, quizás yo estaría muerta, porque yo aquel día, pacté con la muerte… Pastor, si no fuera Jesucristo, estaría no sé dónde…

- Dios no nos desampara, muchas veces cometemos pecados que ofenden a los principios de Dios, pero en su gran misericordia, conspira a favor de los que creen en el como alguien que se importa, que tiene sentimientos… Hagamos una oración de renuncia, ahora que usted reconoce el motivo de su angustia. Probablemente su amor y fe en Jesucristo, mantuvo a la muerte atada ya que no pudo hacer nada contra su decisión en plena conciencia por El Dador de la Vida. Alabado sea Dios que le dio el entendimiento para saber sobre esto. Oremos…

En la Biblia está escrito por parte de Dios, que las palabras tienen poder. Cuida lo que pides y lo que dices, porque lo único que no puedes pedir, es la muerte.

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