Daimer´s

21/12/10

El corazón de la Verdad

Hacía un día hermoso, el cielo rayado de vuelos alegres, píos de polluelos felices le cantaban a la vida y Yo Estaba entre ellos.

No muy cerca de ahí, una joven corría presurosa soltando sus lágrimas al viento, estaba atrasada, la noticia fue de pronto y ella sólo tenía unos minutos. Su amor se marchaba a jugar. Al llegar al andén, el tren se llevaba a sus sueños, de rodillas y con un nudo en su garganta, miraba fijo a su amorque, pegado a la ventana, con una mirada de adiós y respirando agitado, parecía que le prometía que regresaría. Yo Estaba ahí.

Desde el frío y la soledad de las trincheras, soldados manchaban papeles con lágrimas y barro escribiéndoles a sus familias, a sus sueños a sus hijos. Y también estaba ahí.

Desde lo alto, desde los ojos de un niño, vi caer del cielo una estrella que dejó ciego al mismo niño, de la potente luz que irradió y luego lo transformó en partículas, que se incendiaron como hoja de papel y Yo Estaba allí.

De lo alto vi la decisión de un piloto, un hombre valeroso, un padre que apretó sus labios con cada nombre de los que amaba y se estrelló contra un navío cargado de hijos, cargado de pureza, cargado de jóvenes que defendían la paz. Yo Estaba ahí.

Desde la cumbre, desde los ojos de águila, vi al ladrón de los sueños, vi la muerte corretear a los pequeños, como quién juega con los polluelos queriendo atraparlos, pero ella no jugaba, mutilaba, destrozaba. Aprisionaba.

Como dios, como soberano… multitudes creían en una persona, que como gusano, infectaba cada lugar donde pasaba. Yo Estaba allí.

Interminables corazones, se arrodillaban frente a hombres con títulos de poderosos, Yo era el único que permanecía de pie, pero lloraba ante tal humillación de esas almas, de esos pequeños, de esos amores.

En los acordes de un día de lluvia, junto a la aflicción de una mujer, yo escuchaba una súplica por los hijos de la guerra, yo soñaba junto a los que esperaban escuchar un fin con un anhelo latente en sus párpados de deseos.

Sufrí con los que fueron atravesados por puntos mortales que trazaban el aire, que escribían con sangre la tierra. Junto a los que no volvieron, a los que murieron pensando en su casa, en el abrigo de una familia, desgarraba mi alma sin poder hacer nada.

Tomado de la mano de un niño que lloraba, haciendo fuerza para que el cadáver de su mamá se pusiera en pie, para que le abrazara, porque sentía miedo, porque ella era todo lo que conocía.

Frente a los palacios de oro pegado con sangre y sudor, protestaba cuando en nombre de Dios, multitudes se vendían a cambio de un pedazo de pan.

Entre los que tenían visiones y pregonaban a un Cristo que ofrecía milagros gratis pero la entrada era cobrada, caminaba como méndigo, como leproso sin saber a quién recurrir.

Junto a los que lloraban alegres por tener la libertad de respirar en paz, de suspirar enamorado y soñar con amor, encontraba reposo, porque sus corazones estaban inundados de pureza, de verdades y misericordia.

Con groserías y protestas de ¿Dónde está Dios?, despertaba angustiado, acusado por las decisiones que no eran mías. Escondido entre el silencio y la verdad, lloraba al pensar que mis hijos, por sus caminos elegidos, están en el más allá, donde la muerte no existe y el ardor del dolor muere jamás. Donde se proclama cada delito, donde ángeles son cambiados por tormentos infinitos, donde terribles cuerpos sombríos, toman forma de humanos conocidos.

Pero me pregunto, ¿ dónde Estoy Yo?.

Debería de actuar como pienso?, debería de llegar con Poder verdadero y mostrar quien es el fuerte, dejando en evidencia los juguetitos que usan para atormentar apariencias?

Pero pienso y pienso y me igualo a ellos haciendo esto. Entonces lloro esperando a que me lo pidan, esperando a los que me dicen yo estoy contigo, yo entiendo lo que vives.

Pero son más los que están con ellos que los que están conmigo. Pues considero injusto luchar con fuerzas desiguales y la mía, Es la Fuente de Toda Fuerza.

Porque yo Soy, el Principio y el Fin. El primero y el último, el que dirá como se impone el miedo. Este día será el lloro y el crujir de dientes, de renuncia y humillación de los dioses señores de la tierra, de los que fueron y están. Y ningún otro después de mi habrá, así como nunca lo hubo en el pasado. Soy el Camino y la Vida. La Verdad Absoluta.

El Juez que dirá la sentencia y ésta, por la eternidad será vigente por si sola. Porque Yo, de pie ante toda criatura, con mi mano en alto, como sol de medio día que todo ojo humano ha visto, no entrego mi Gloria a ser que tenga aliento de vida. Pase todo lo que se ve y se ha visto, pero hasta aquí, fue el domino de los humanos malvados, quienes para justificar sus hechos, me acusaron sin importarles mi legado, mis hechos entre ellos, lo que dije, lo que haría, como actuaría. No tomaron mi ejemplo, no les importó mi consejo, mi palabra fue tomada por desprecio absoluto. Pero en el momento que debían de oprimir, gobernar entre sus semejantes con intereses de poder , ansias de superioridad y dominio, usaron lo sagrado para profanar, para truncar y condenar, usaron mi nombre y se hicieron imágenes para representarme, cosa que no hay humano que pueda sostener, Yo Vi al Todopoderoso cara a cara. Quede de pie tal humano, puesto que quizás, se me olvide su nombre mortal.

Escrito está y así continuara hasta las eternidades de las eternidades.

Hasta aquí, la muerte se enseñorea de todo aliento de Vida dado por Mí, porque delante de mi cara, vivirán los que lloraron conmigo, los que menospreciaron su vida para llevar la Fe de lo que esperaban y no conocían. Los que levantaron manos caídas, de los que aguantaron las piedras y palabras que los trataron de probar que yo no era real.

Pero como veis… ello no consiguen verme por sus lágrimas que brotan desde su corazón, pero sus rostros se llenan de mezcla de amor, libertad y honra de ver Mi cara, más vosotros, no consiguen levantar la mirada de vergüenza, porque sus propios pensamientos les acusa. Aún los pecadores que ustedes condenaron a la muerte, consiguen mirarme a la cara y sus conciencias, dan testimonio de mi… la vuestra… sólo habla más fuerte que yo.

Escoged a mis espaldas vuestro juicio correcto, analícese a sí mismo cada uno, a qué lado debe encontrarse digno de estar. Porque me recuso a condenarles, porque los Amo a todos y me cuesta creer que tanto Amor hoy me impida de corregir a lo que amo. Si al menos hubiera uno sólo tan siquiera, podría por El, rebajar la condena y verles con una sonrisa cada segundo de paz en mi presencia.

Pero al juzgar por los rostros que brillan y no se consumen delante de mis ojos, hay una Esperanza, hay uno que Ha Vencido, el cual ha rogado por vuestras vidas, cada eternidad sin faltar un segundo de tiempo siquiera, por los que merecían y los que no merecían. Por los justos e injustos. Como el sol, que alumbró sobre buenos y malos cada día de sus vidas.

Por Mí y para Mí son todas las cosas y las que ustedes no me dieron, tampoco las quiero de vuelta, porque ladrón no soy, ni tomo lo que no es mío.



Continuará...
Daimers (C)

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