Opus de amor

Ríos y mares de amores amaneciendo con nosotros, pero cada día, cada instante, nuestra unión vuelve a comenzar y vuelve a ser como la última.

Luego de llegar, se fue a beber agua a la nevera mientras desnudaba su cuerpo en el camino… Entre el mundo consiente y el de los sueños de amor, me levanto medio desnudo, sujetándome por las paredes. No quería que al llegar, no encontrara quien le recibiera. Dejarme vencer por un sueño profundo jamás, porque el deseo del amor puede más que todo. Me detuve en la entrada viendo su espalda desnuda y aquel cuerpo encantador que exala un aroma familiar y deseado.

Al voltearse, ahí estaba yo… esperando mi recompensa. El abrazo de mi vida. Envuelto en ese aroma de quien llega tras unas horas de trabajo, en los brazos delicados y la unión de ambos cuerpos, en la fragilidad de roces placenteros, en un apagado hola, que más bien pareciera un susurro, estaba mi gloria. Porque siempre de la cocina a la cama era un segundo, cosa que para mí parecía un camino tan demorado mientras despertaba. Aunque el cansancio fuera mucho y mi sueño muy pesado, sé que el abrazo tiene poderes de cura y reanimación.

Ojalá nunca se apague tu sol, nunca se opaque tu brillo. Que el día que suceda, caigan sombras en la tierra y el viento se detenga, silenciando cada rincón.

Bramen las flores del jardín por el agua, que de la cascada de tu boca, mojaron mi tierra sedienta.

El día pierda sus horas y las miradas se confundan, para que no aparezcan amantes, para que nunca sueñen más sueños.

Resplandezca en el firmamento, tu sonrisa de esperanza, de soldado tras la guerra, porque el presente si lo quiera, como yo quise tu alma, como ave tras un cielo, al salir de su cautivo.

Tenga tu gloria un homenaje, pues amar fue tu bandera, bajo una patria sagrada en un corazón de quien desea.

Viva tu amor y el mío, desde la cama a la nevera, desde la puerta al vaso de agua y desde mañana hasta el comienzo.

Daimer´s ©