Daimer´s

5/8/13

Autismo Supremo


Mirando dentro de mi y buscando razones para entender quien realmente soy, llego a la conclusión que tengo alto potencial de una persona Autista Suprema. Pude encontrar varias personalidades dentro de mi y cada una ha nacido bajo una circunstancia que en su momento, fue una reacción dentro de mi mundo, mi razón, mi forma de pensar y lo único que me llevaba a intentar evadir, solucionar o defenderme.
Mirando a este camino del pasado, me di cuenta que mi mente guardó un enlace a cada hecho de mi vida, como quien enumera una biblioteca y los clasifica por tema.
Comencemos contando hechos y efectos.
MIEDO AL AGUA
-          Estábamos en el campo, en un bajo donde habían dos puestos de agua, una falla geográfica donde quizás las hubieran hondado para reserva de agua para los animales de la casa de mis abuelos. Nosotros buscábamos agua para tomar de ahí. Mi madre siempre lo hacía o mandaba a los  hermanos mayores a traer. Pero nos encargaba que quedáramos lejos del pozo, en verdad impresionaba, mi corta edad  decía que era peligroso y yo ni me acercaba. Tenía terror infundido por mi madre, pues ella también tenía miedo ( ella casi murió ahogada dos veces en una laguna en San José de Carrasco, cerca de Lagomar, atravesando a una isla en el medio del lago, al errar el camino que daba pie. De ahí su terror al agua). Pues yo respeto el agua y pocas veces entro donde hay mucha agua. En la vida diaria de mi niñez, veo situaciones de peligros que siempre está el agua de por medio. Pero lo que me aterroriza, también me atrae, pues amo el agua, beberla es un placer único para mi. Y esto envuelve historias de mucha sed. Falta de agua para tomar. Al secarse los pozos de alrededor, las reservas para los animales, había que cargar de muy lejos con mi madre y mis hermanos, colarla y colarla muchas veces. Pues a veces era un barro. Pero había que beber ya que no nos dejaban sacar agua del pozo que sí tenía agua pura y cristalina para beber.
MIEDO A LOS CABALLOS
-          Siempre nos estaban recordando a quedar lejos de las patas de los caballos, pero yo  siempre quise tocar uno. Tenían mis abuelos un caballo viejo, muy manso, se llamaba Moro, si mal no recuerdo. Un día uno de mis hermanos mayores lo traía del campo y entre el bajo y la casa de mis abuelos y con la ayuda de otros de mis hermanos, me subieron a la fuerza, pues yo andaba siempre donde estaban ellos. Yo no quería subir, pero uno de ellos me levantó y me colocó en el lomo del caballo y me daba las crinas del Moro. Recuerdo que lloraba y gritaba para que me bajaran… fue terrible para mi.
Después de eso, habré subido tres veces más, siendo la última mayor de edad y quería subir, pero cuando mi sobrino cinchó las riendas y el caballo comenzó a caminar yo gritaba que parara y casi vomité el corazón.
MIEDO A LA SOLEDAD
-          Mis hermanos comenzaron a marcharse a trabajar de muy joven y comenzaba a sentir angustia, soledad y los extrañaba mucho. Principalmente mi hermano al cual sigo, pues era el que más jugábamos, tres años mayor que yo. Recuerdo que un día se fue a una casa donde estaba nuestro padre y volvió como quince días después y yo quedé mirando a cada día e instante para ese lugar y estaba dentro de casa cuando mi madre anuncia que a lo lejos, venía mi hermano. Yo corrí tan fuerte como pude y lo alcancé en una portera que dividía los campos. El estaba en un caballo y yo subí sin miedo, trepando por el alambre.
MIEDO A LA VIOLENCIA
-          Convivimos en medio de la discordia y peleas agresivas. Mi padre tomaba mucho y casi nunca estaba en casa, pero siempre llegaba  borracho.
Me encerraba en un mundo que yo inventaba, he escritos varios artículos apoyado en mi experiencia personal y las de otros niños y adultos que he conocido que vivieron o viven esta experiencia terrible. Cuando se espera un padre que juegue, nos alimente, nos de cariño y lo que vemos es un monstruo que interrumpe fantasías y una paz establecida.
GUSTO POR LA MÚSICA
-          A cualquier hora los niños mayores de la casa, se armaban de tachos, latas y se  equipaban una batería para tocar y acompañar letras de canciones, pero yo como desafinaba tocando el ritmo, me daban un tachito que tenía unas ranuras y no tenía sonido ni golpeando, para que tocara el piano. Yo detestaba aquella cosa, pero era la única forma de hacer parte de la banda o era expulso.
-          Mi madre vivía con la radio encendida, escuchaba música y todo lo que había, pues la radio siempre era la compañera. Por la tarde, a la orilla del alambrado, mientras  jugábamos con mi hermano, ella miraba el horizonte y soñaba despierta. Las melodías de la radio me daban tristeza y el rostro de mi madre era una melancolía y una preocupación. Yo no entendía, pero sé que estaba triste.
-          Mi padre tocaba la guitarra y mi madre cantaba antes de conocerlo, en un dúo que  formó con una hermana.
GUSTO POR LOS GATOS
-          Recuerdo que en mi mundo de niño, había un gato, era muy mimoso y me encantaba tocarlo.
MIEDO A LOS PERROS
-          Recuerdo como si fuera hoy, no sé cómo llegó a mi casa un perrito que iría a ser parte de la familia. Fue después del medio día que con mi hermano, fuimos a  jugar con el, pero no era muy dado, yo le tiraba  huesos y el no se levantaba, solo nos miraba, no se si lo estábamos toreando o que, pero en un momento me descuidé, y al querer sacar una cabeza de oveja que le hubieran tirado, el me mordió la mano. Desde ese día le tomé miedo a ese perro y a cualquier otro. No me doy con ellos, los respeto, pero me entra pánico disimulado, detesto cuando me ladran y parece que ellos lo saben. Donde paso, me ladran perros. Quizás me sienten el olor a gato y esto es una guerra milenar.
MIEDO A OBJETOS CORTANTES
-          Recuerdo a mi madre usar siempre una cuchilla a la noche, ella tenía miedo y para protegernos en la pasada de la cocina a los cuartos que eran separados, empuñaba una hoja a la cual brillaba a la luz de la luna por el acero inoxidable. Eso no es todo, con frecuencia unos de mis hermanos, tenía un cuchillo pequeño, como navaja y me correteaba para cortar mis genitales. Eso me daba mucho pánico y más cuando el me agarraba de sorpresa y no conseguía escapar. Los demás se reían con el terror que pasaba. Hoy, pienso que no era nada divertido, puesto a que si alguien intenta tocarme la barriga bruscamente, yo reacciono ciegamente y me vuelvo violento, dicen que mi cara es otra, que mis ojos quedan enorme y negros, mis ojos son claros. Pero lo que sé es que el corazón me salta y soy capaz de atrapar una mosca en el aire con un tenedor.
MIEDO A LA GENTE
-          Tenía las orejas salidas y de cierto me lo hacían saber de la peor forma, me dijeron siempre que era horrible y solamente era un niño. En la escuela fui víctima de bulling a cada momento, no aprendía y me llamaban de burro, entre tantas cosas. Recuerdo que no hablaba con casi nadie. Tenía problemas de memorizar y me esforzaba mucho. Los trabajos nunca me ponían bien, la maestra me ponía Vto, que quería decir visto. Yo creía que eso era una nota más baja que regular. Recuerdo que no dejaba a nadie ver mi cuaderno para que no me llamaran de burro. Nunca nadie me lo explicó hasta que lo vi en un cuaderno en la escuela que trabajo, cuando por casualidad al quemarlo se abrió. Yo tenía más de veinte años. Comprendí tanta cosas ese día. Mi timidez tenia nombre, tenía cura, la falta de comunicación y de apoyo hubieran dejado en mi, un estado de autismo absoluto. Yo vivía un mundo armado por mi. Me aislaba de todos para no escuchar lo que me dolía y no quería ser. En mi casa siempre era más  cómodo.
Esta es la primer parte de este desarrollo regresivo mental. Pero no sin antes comentar que:
Un niño autista no nace y si se hace autista, no porque quiera, sino porque algún factor de momento lo mutila. Es una reacción de momento que puede derivar de un susto o un acomodo a reparar algo nocivo que surge en esa ocasión.
La fisura autista puede darse de bebé o luego de los dos años. Son cosas traumantes por ejemplo: Que un desconocido o alguien de la familia le hable y que el niño al  mirarlo, esté con su cara frente a sus ojos. El niño mirará a los ojos y puede que no reconozca el conjunto y haga algo parecido a un respiro profundo y con movimientos de miembros como si estuviera ansioso.
Arrojarlo para arriba varias veces, aunque se ría, no sabe decirnos que nos detengamos, muchas veces el llora una vez que lo dejamos de hacer y confundimos esta mala experiencia para el, como que quiere seguir y volvemos a repetirlo.
Asustarlo, gritarle, hablarle fuerte con voz autoritaria, hace que el desconozca la voz y entre en confusión con lo que oye y ve. “Es mamá o papá, pero la voz no es la de ellos
Estos son algunos de los factores indirectos, pero existen los indirectos, los que suceden a nivel de adultos y el los ve y oye, como peleas y discusiones.
El niño debe ser amado en plenitud, en medio de un ambiente sereno y seguro, Feliz y que pueda explorarlo con todos sus sentidos, teniendo una referencia de apoyo. Alguien a quien el conoce y es como si fuera un bastón en un anciano sin fuerzas.
El autismo no es más que un bloqueo de la mente, para volver a repetir aquello que creemos hacernos bien y que nos da una seguridad. Es como escuchar una canción en un disco de púa y rayar justo donde nos gustaría que volviera a repetir, por consecuencia, la púa llegará y tomará el atajo como una vuelta normal.
Pero si reparamos el atajo, nos encontramos con un mundo hueco y vacío. Enorme, gigante… y de seguro volvemos a fisurarnos e intentar volver. Por eso es muy adecuado y necesario que cuando llegamos a la última vuelta antes de la fisura, debemos escribir nuevos conocimientos, y volver de nuevo a la repetición de lo que conocemos. Una y otra vez, hacer que seamos capaces de resolver y pensar y volver a resolver de otra manera, para no tener que volver del comienzo. Para que podamos reordenar, grabar nuevos espacios en el nuevo vacío y completar toda la secuencia o vueltas del disco, sin que la púa vuelva a saltar su curso normal.
No parezco un autista común, pues son varias las formas de autismo. Pero si tengo muchos discos a los cuales escribo. Es por esta razón que llego a hacer muchas cosas, me siento capaz de lograrlo y acepto cada nuevo desafío. Cuando no puedo, entro en corto y busco referencias y parecidos en cada disco grabado, de cada cosa encontrada que me sea útil, lo transporto para comenzar a grabar el nuevo disco. Y da resultado, porque el inicio siempre es confuso, pero luego todo fluye.
Me es difícil la atención absoluta, tengo un comienzo y un fin, pero el intermedio, me queda  tajeado, borrado y muchas veces tengo que deducir para entender. Me pierdo códigos del mensaje y tengo que reformar, acorde a lo que tengo, la idea o el mensaje transmitido originalmente.
Espero que este material sea útil y todo padre o madre, o quien esté cerca de un niño, tenga la bondad suficiente, para que el niño lo pueda reconocer y fijar en su mente en continuo aprendizaje, respetando el tiempo de éste y el espacio de acercamiento inicial. Justamente para que un nuevo rostro pueda ser motivo de exploración y no un susto con rechazos traumatizantes a lo largo de la vida. Piensa en esto y no mires este texto como una forma de exponer mis traumas.
Daimer Santuche H (Uruguay)



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