No te quiero porque eres delgado.

- Cuando un sastre o estilista va a crear una ropa, el modelo que emplea es una percha humana, un hombre o una mujer delgada llamados de "Modelos". La mayoría de las personas delgadas, se han sentido iguales a las personas con forma "Gorda", los padrones de belleza definen a delgado o gordo como extremos. Pero que es lo que vale?, el hombre intermedio? - Ni uno ni el otro.
Lo que realmente importa, es ser feliz y quien realmente sea de CARÁCTER. De nada sirve padronizar y morir en el padrón. Pues lo único que se busca, es tener un cuerpo ideal para los demás, porque muchas veces no es lo que queremos. Nadie debe de sacrificarse por la señora "Sociedad Moda", porque ella no se sacrifica por nosotros. Mantener una dieta sana, sí. Un cuerpo sano, también. Pero si no te sale un bulto del brazo, no te preocupes, dale gracias a Dios que al menos tienes fuerza para trabajar y vivir. Porque de todos modos, no te va a dar tiempo para ser musculoso o de cuerpo perfecto como lo quieren los demás. El mundo aparente, solo es un espejismo del consumismo, es la venda que siega el saber vivir, es el velo de bronce para la plenitud de vida. Es el veneno que mata a las familias. Pues en busca de placer y cuerpos perfectos, se desarman los lazos de compromiso. Se deja lo real, por una ilusión óptica de padrón ideal implantado por la sociedad humana actual. Resultado de todo esto, cuando te das cuenta que estás en un mundo de ilusiones, ya es tarde, pues estás sumergido. Lo que realmente valió la pena, ya no te pertenece, aquello que te hacía grande, hoy te hace pequeño, porque te hace recordar lo cuan ignorante fuiste. No pierdas lo que realmente es importante por aquello que no te edifica por dentro. Mas vale un flaco o gordo virtuoso y competente, que un padrón de belleza con la cabeza carente de decisiones inteligentes. Eres delgado/a, porque naciste para ser Modelo de esta frace: La belleza de una persona, es la que se esconde en el corazón, pero la feura de una persona, es la que se muestra en su razón.

No pretendas lo perfecto, cuando tu no tienes nada perfecto para ofrecer tampoco.

Artículo de Daimer Santuche