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El veterano se moría por mi, yo lo miraba, pero
mi padre si se enteraba me podía hasta matar. El me habló a escondidas y yo le
dije que si, pero mi padre tenía que saber. El al otro día vino cuando mi padre
estaba y le pidió. Claro que le dio el sermón, yo era una gurisa y el ya algo
más que yo. No era bonito, pero tenía dinero y creo que por eso mi padre lo
dejó visitarme. Pero… solamente podía verlo los domingos, en días de semanas
era imposible, mi padre tenía toda la casa envuelta en un cerco de rejas altas.
Cuando se iba a trabajar, cerraba con
candado y nos dejaba a todos encerrados. Un día mi hermano le robó la
llave y le sacamos una copia. Éramos muy cómplices con mi hermano, y combiné un
día que ni mamá, ni papá estaban para encontrarme con mi novio. Mi hermano
cuidaba en el camino mientras yo, me pelaba la ropa. Cuando le vi desnudo con
aquel terrible pedazo, me asusté, pero cuando quise arrepentirme, era tarde, ya
me había clavado la tremenda cosa. Sentí tanto dolor, que no sabía si llorar o
pedirle que parara. Pero fue tan rápido que cuando… bueno… en seguida le dije
que se fuera. Yo después fui a lavarme y me caía la sangre. Claro que era mi
primera vez, hasta que a la noche mi padre tomaba café y me levanté sin pensar
y vi a mi padre mirarme de reojo. Me escondí al instante por si me llamaba y yo
caminaba mal. Seguro que se iba a dar cuenta. Suerte la mía, pues después, ya
me había gustado que lo hacía de parado detrás de la puerta. Faltaba poco para
que me casara, cuando me entero que estaba embarazada. Me sentí mal y mi madre
me sentó y me dijo que comenzara a contarle. Me hizo tantas preguntas que no me
faltó ninguna a la cual hubiera dado un no. Entonces ella me prohibió hablarlo
porque mi padre nos mataría. Habló con mi tía y ella vino a pedirme unos días
para que la acompañara. Mi madre me dejó delante de papá y como tenía que venir
a la ciudad, ya aprovechaba y se venía junto que al otro día volvía. Cuando
llegamos a lo de mi tía, me acostaron y comenzaron a sondarme, me metieron unos
caños por la vagina, me dolía, pero no mucho. Que tenía que estar tres días con aquello. Me iban hacer abortar,
porque no me podía casar embarazada. Comencé a perder líquido y sangre, comencé
a sentir dolores y punzadas. Hasta que me retiraron el caño. A las horas, ya
gritaba de dolor y me venían unas contracciones que me hacían expulsar coágulos
enormes de sangre. Estuve como una semana sufriendo y después me llevaron para
casa. Que debía pasar una semana en cama y aún así, perdía sangre después. Mi
padre cuando vino, preguntó el motivo que yo estaba en cama. Mamá dijo que
tenía un principio de cogestión que si o si tenía que hacer reposo, sino iba a
ser peor y podía morir del pulmón. Bueno, no morí, pero muchas cosas viví. Mi madre
se hacía los abortos en casa con mi tía o una señora que vivía lejos y eran
amigas. Ella le decía a papá que estaba en los días y para no molestarlo se iba
lejos.
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Y el hombre, tu novio.
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Yo me junté con el antes de casarme, me calenté
con mi padre y me fui, el casi me mató de una paliza, pero me fui igual. Un día
el se enamoró de otra y ella quedó embarazada, me enteré y me separé. El vino
tras de mi, me pedía de rodillas que lo perdonara y volviera, yo no quise. Siempre
fue enamorado de mi. Tanto que antes de morir, le rogaba a mi madre que me
dijera que fuera, que se estaba muriendo y quería dejarme todo lo que tenía
para mi, era propietario de grandes cantidades de campos heredados de sus
padres. Pero solo dos años después de su
muerte supe. Mi mamá me lo dijo, que además murió clamando por mi y que me
amaba.
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Clero.
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Que terribles cosas hacían antes.
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Si, es verdad, mi abuelo, desconfiaba de mi
abuela, pues creía que ella lo engañaba, ató a mi abuela en la cama de piernas
abiertas y la violó, siempre lo hacia. Dicen que tenía un enorme pene, nadie lo
quería por eso, las mujeres le dispararon siempre. Mi abuela gritaba cada vez
que se acostaban a tener relaciones, por eso el la ataba.
Mandó a mi madre hervir una caldera de agua
y cuando estuviera que la trajera, y mi madre así lo hizo. Cuando la trajo, se
la tiró en la vagina, mi abuela gritaba y gritaba.
Mi madre siempre nos contaba. Pero el día
que mi abuela murió, el se tomó un café bien fuerte y se reía. Al otro día
estaba con una parálisis. Quedó postrado y le vino cáncer en los intestinos. Murió
en las últimas. Pero mi madre lo curaba, nunca nos dejaban entrar al cuarto. Yo
entré escondido un día. Tendría unos dieciséis años, cuando fui y le pregunté si
le dolía mucho, el gritaba –Hay, hay!! Me agarró de la mano y yo podía sentir
el olor a podrido que salía de las heridas, entonces le dije que todo eso, era
porque el había sido malo con mi abuela y la había matado. El me insultó y me
maldecía, yo salí corriendo del cuarto. Pero satisfecha por haberle dicho eso.
Quizás el me maldijo y yo sufrí. Pero el merecía, vendía a mi abuela para
hombres y si ellos no le pagaban, los degollaba y enterraba. Después decía que
no los había visto a meses.
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Te parece si no me cuentas más? Es mucha maldad
que jamás me las hubiera imaginado.
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Si, antes se hacían cosas terribles, los hombres y las mujeres. En tu época, también
las deben de haber, si sabes de alguien, ayuda… no dejes que estos tipos porque
se creen hombres, creen que pueden tratar a las mujeres como animal, cuando ni
un animal hace las cosas que ellos hacen. Recuerda que todo lo que hagas, Dios
te mirará y te demandará con tu alma.
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Gracias por contarme esas cosas, seguro que
muchos comentarán, otros se espantarán y otros tomarán conciencia.
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(Esta historia no es ficción, es la más
cruda realidad), no fueron citados los nombres reales para mantener la
privacidad de las personas.
Río Branco Cerro Largo – Uruguay.
Estudio D´santuche
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