Daimer´s

7/8/14

El espejo que salvó mi relación

Estamos casados a siete años y hace un tiempo lo noté extraño, fue ahí que me di cuenta que algo andaba mal entre nosotros. Le pregunté si todo estaba bien, como para convencerme y me dijo que si. Entonces si que me dio un frio en la barriga. No me había puesto a pensar que ese hombre ya no era el mismo desde muchos años. Cuando sigilosamente me propuse seguirle el rastro, me topé con ella. Era linda, pero solo porque estaba arreglada, sabía vestirse y le hablaba bien… con un tono de voz que yo solía usar cuando éramos novios. Claro que uno no se da cuenta a lo largo de la vida y dejamos de hacer cosas que antes eran importantes a la relación.  La verdad que como una fiera arranqué rumbo a ellos, le quitaría la cabellera a esa mugrienta y pintaría la vereda con su cara y a el… bueno… le recogería los testículos al ombligo por gallina. Pero me escondí tras un maniquí… pues pensé al instante y me detuve.

La culpa era mía, yo le dí mi hombre en bandeja a esa perdis  de cañada… y si ella se interesó por el, no va a ser más que yo. Y si el se interesó por ella, es… es… es porque quizás esté con falta de proteínas que alguna gallina las debe de tener. Pero sea lo que sea que ella le hizo, ese hombre es mío.
Me fui a casa, me prepare la mejor cena y perfumé el ambiente con una nueva fragancia. Lo esperé y le dije que lo esperaba cuando entró. Me dijo que no tenía hambre y se fue a bañarse. Comí sola. Confieso que me mareaba tomando el vino, me fui a la cama y me reía sola. Le molestó un poco que hiciera un poco de barullo e incluso me dijo que estaba loca y borracha. Tenía razón, pero todo por su culpa, y aunque me recordaba a la perdis, no le dije que sabía.  Así que en vez de discutir o llorar, me reía sola. El me miraba y  me reía… al rato, comenzó a reírse de mi. Y cuando quise ver, estaba contagiado. Yo paré de reír y le dije que lo amaba, pero que ni se atreviera a tocarme, estaba mamada y si me calentaba el no iba a poder conmigo.
Claro que no lo intentó, y fue bueno porque no tenía la mínima ganas. Al otro día, me dolía hasta las chancletas… el sol era luna y la luna una naranja de la resaca, pero fingí que estaba de maravilla… hasta le pedí que me regalara una nueva botella de vino para la cena. Cuando se fue, me tiré a la cama y dormí hasta que una hora antes de que volviera, mi madre me despertó. Pues extrañó que no fui a la mañana como siempre. Compré un almuerzo y en media hora me lo trajeron. Cuando el llegó, yo tenía todo perfecto. Me puse una pollera y dejé la bombacha en sima de la cama cosa que la viera. Cuando salió del cuarto, le propuse a que descansara un ratito antes del almuerzo, mientras charlábamos. Nos sentamos en la sala y le propuse una charla. Le pregunté si no estaría hora de que pusiéramos un negocio, invertir en algo que nos diera lucro. El preguntó y supuso muchas cosas y mientras el hablaba… yo me movía acompañando la charla, claro que fingiendo estar distraída, comencé a  provocar su atención para mi falda. Dejaba un poquito mis piernas abiertas y disimuladamente le daba importancia a la tele para que el pudiera mirarme mientras cortadamente, hablaba del tema. Se que me miraba diferente, no me dijo nada de que estaba sin ropa interior.
Luego del almuerzo, se fue y me propuse a planificar su llegada. A la nochecita… cuando lo vi llegar y antes de que tomara el pestillo le abrí de golpe y aunque se sorprendió, lo dejé sin palabras y me lo comí a besos…
Mientras… le decía que había demorado y que lo  extrañé toda la tarde, no lo dejaba respirar ni siquiera que me terminara de hablar… me hice la desesperada. No sé de donde tenía fuerzas, pero yo movía aquel hombre como un muñeco. Hasta que me detuvo y me dijo que estaba todo sudado, que lo dejara darse un baño. Le dije que creía que la excusa del baño, solo podía ser una manera de negar el fuego, pues a  no me importaba, sucio o limpio el sabía hacerme feliz, Que si no quería ahora, me concediera un deseo. Claro que aunque me dijo que no sabía y que dependiera del asunto… le pedí que me dejara verlo bañarse. Se río y me preguntó si de veras estaba bien. Claro que sí… pues con un hombre de esos caminando a tu nariz, hasta una monja negaría sus hábitos. El sacudió la cabeza y nos fuimos al baño. El me miraba y yo también… cuando se enjabonó me tiró espuma y yo le dije que no valía, pues yo lo estaba admirando solamente. Claro que no se aguantó y me preguntó – Te gusta lo que ves?- Pues claro que le dije que no estaba viendo nada… mientras me miraba fijo…  Bueno… no llegó al minuto cuando ya estábamos los dos bajo el agua…
Se pasaron dos semanas y yo me dedicaba a cada día a conquistar ese hombre nuevamente. Era una idea, una inspiración y a cada día notaba en sus ojos y en su actuar con respecto a mi. Hasta que me dijo que tenía algo muy grave para decirme… que no se sentía bien ocultándomelo, que aunque yo decidiera lo que fuera, el me iría a respetar. Yo me paré, lo tomé del rostro con mis dos manos y lo miré ojo por ojo y le dije –Te amo más que todo, sea lo que sea, siempre podrás confiar en mi, solo tienes que decir la verdad porque es más liviano decirlo aunque duela, que soportar la carga de una mentira. Que yo era su mujer, la primera en pensar en el- el comenzó a llorar, pues le hablé tan dulce que hasta a mi misma  casi me hace llorar. Entonces me contó todo, que estaba arrepentido, que aunque ella, esa perdis… lo hacía sentir bien, el no era feliz como conmigo, que yo sabía hacerlo reír, que a mi lado se sentía seguro, que aunque yo tenía el derecho de enojarme y dejarlo, si le daba una chance… solo una de probar que me decía la verdad… que le permitiera ser feliz  y que no lo dejara. Yo me puse a llorar y el lloraba a mi lado… yo lloraba al verlo tan arrepentido y feliz de que todo eso pasara, para que pudiera salvar la relación. Me sentía una victoriosa… entonces le dije que lo perdonaba. Que sin el la vida no tiene sentido… pero le suena el celular y en la pantalla dice “ Paco”, el atiende medio llorando y le dice – Quiero que dejes de llamarme, no quiero ilusionarme e ilusionarte, pero no te amo, no estás en el mundo que quiero para mi, te pido disculpas por todo, pero Amo a mi mujer, ella tiene mi corazón, acabo de contarle sin que ella me lo pidiera…  por tanto, te parece bien que borres mi número y sigas tu camino, si me ves, solo me dices hola…  y… perdón por todo.-
Yo a la verdad, estaba comenzando a conocer mi marido. Anoche falleció y cada día fue uno más divertido que el otro. Puedes creer que ni una lágrima se me ha caído… pues se que en poco tiempo nos encontraremos, yo ya estoy con noventa y cuatro, vivimos todo… y una vida compartida. Ese hombre me dio tanto amor que es imposible llorarlo… yo me siento grande, joven y sin penas. El me dio un mundo diferente, viví cada segundo, feliz. Y te aseguro, que ahora donde Dios lo tenga, estará planeando cosas para cuando llegue, ya me espera una eternidad de risas y es probable que hasta a Dios lo involucre. ¿Te das cuenta que ni siquiera voy a tener tiempo de extrañarlo?
Daimer´s ©
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