Presentando a mi novio

Mi novio es divino, un amor, es todo lo que podía pedir y un poco más.

Lo invitamos para almorzar, en realidad, es la primera vez que lo hacemos. Aunque todos ya lo han visto en la puerta, cuando viene a buscarme. Gracias a Dios, mi padre está de acuerdo, aunque lo va a inspeccionar en todo lo que le pregunte, y esto me causa terror, mi papá es directo, si no le agrada, le dice al instante. Es bruto, pero es mi papá y aunque nos peleamos, yo lo amo. Pero no le aflojo… también le llevo la contra. Mi mamá, es un poco tímida, pero muy correcta y elegante. Tiene una forma de decirte las cosas que te las rimas como una canción de los Plateros. Mi abuela y el gay de mi hermano, también son buena gente. Yo ayudé para preparar la ensalada y el pirú. La abuela  preparó el postre, un Pudín de frezas.

Me levanté temprano para que me diera tiempo de ayudar, ya que se trataba de mi novio amado, claro que también tuve tiempo de arreglarme, salvo que demoré una hora por culpa del gay de mi hermano, que si bien era mi novio el invitado, el, demoraba en el baño arreglándose. Que raaaaabia!!!

Cuando sonó el timbre, yo ya estaba tras de la puerta, conté hasta diez y abrí. Era el cartero que traía las cuentas para pagar… y detrás llegaba el. Líndo… maravilloso… luego de hacerle un poco de sala y el gay de mi hermano atomizarlo con el juego de Silent Hill Five, mamá nos anunció que la mesa estaba servida. Mi padre seguía interesado en a que se dedicaba la familia y mi abuela si tenía mascotas. Yo tenía que sonreír para disimular… pues ni el departamento de investigación hacía tantas preguntas. Mientras yo pellizcaba una lechuga, ellos ya estaban sirviéndose por segunda vez. Mi mamá le sugiere a que coma un poquito más, ya que es de la familia, que no se ponga de cumplido que todos son sencillos. Y aunque ella se dispuso a servirle, el dijo que no. Pero mi padre insistió y el dijo que bueno, pero que el se servía y al levantarse un poquito para tomar el tenedor de la ensalada. Se le escapa un pedo tan estruendoso que sonó como bala de cañón en medio de latas. Yo comencé a petrificarme, la lechuga que estaba en la fuente de la ensalada, se marchitó, la abuela que estaba chupándose una chuleta, del susto se le salió la dentadura mordiendo la chuleta, el gay de mi hermano, se reía a gritos, a mamá, se le derritió el lápiz de labio y el pudín, se le quedó blanco el caramelo. El gato, se tiró por la ventana hacia afuera y a papá, se le cayeron los lentes de contacto dentro del vaso. El autor del disparo estaba en la posición anterior al delito, como si se hubiera endurecido o calcinado. Yo solo tuve fuerzas para decir – Creo que el cartero tuvo un accidente, no será mejor que vallamos a mirar por si necesita de ayuda?

Daimer Santuche H.  

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