LA RUEDA HUMANA

 Un día de lluvia a la hora del té, se presentó un joven en el balcón del Sr. Teodoro.

El joven le rogó pidiendo por su hija a pocos días de nacido, que le brindara ayuda, un empleo temporal aunque fuese para alimentar a su familia.

Teodoro era un hombre rudo y directo, así que miró aquel joven y le dijo que no emplearía a un ratero vagabundo. Descontento el joven padre, se marchó. Un amigo de Teodoro que justo se enteraba de lo sucedido por boca de Teodoro, le dijo que le debía al joven un trabajo, ya que en el pasado, le había robado ganado a su padre, provocando la pobreza a su familia. En ese momento, Teodoro dejó de ser amigo del hombre.

Al llegar a casa, Marta su esposa se dio cuenta que algo sucedía con su marido y le preguntó si estaba todo bien con su amigo Teodoro. El hombre le contó lo sucedido y la mujer le dijo que no se preocupara, no perdía nada con no tener su amistad. Separados era mejor porque así no lo inculcaban de ladrón a Él también. Su esposo se enojó con ella y le dijo que se callara, que el no era ningún ladrón pero la acusó de haberla sacado de un prostíbulo cuando era una mujer de temprana edad. Ella llorando por las palabras de su esposo, se fue a buscar consuelo en su vecina a quien le contó todo.

La vecina la consolaba y animaba a que no le hiciese caso, pero Marta le decía que ella no era prostituta, solamente era la lavandera del prostíbulo, que nunca trabajó como las demás. La vecina le dijo a Marta que los hombres no entienden a las mujeres, que se calmara, que su sobrino estaba por llegar. Marta mantenía un caso en secreto con el sobrino de la vecina, así que se calmó muy pronto. La sirvienta que sabía de todo, le comenta a su compañera lo que se pasaba y la patrona la flagra. Al darse por ofendida, la patrona llama de chusma e incompetente a su empleada y ésta, le retruca que no tiene moral para tirarle su basura ideológica ya que ella estaba de patrona por quedarse con la heredad de sus hermanos. Su patrona la despide por calumnia. La empleada sale de la casa y se va a un terminal de ómnibus.  Su rostro entristecido llamó la atención de un señor quien le pregunta si todo iba bien. La señora le contó que acababa de ser despedida y se volvía con su hermana. El señor conversando se da cuenta que conoce a su hermana y le dice que todo el mundo conoce a la familia por ser una familia que jugaba mucho y perdía. La señora se despide de aquel hombre y se va. El señor por su parte, se encontró con unos amigos y les contó con quien había charlado por acaso en la terminal. Los amigos sorprendidos por encontrar a la hija de su compañero de milicia, recordaron solemnemente al combatiente y resaltaron lo cuanto su esposa lo engañaba, riendo de todo eso, se deschavaron de que uno había matado por celos, otro por juego y el otro se dio cuenta de la vida y dijo:

-          Es increíble como vosotros os burláis, cada uno tiene su historia podrida pintada con fachada buena. Todos tienen algo contra el otro, el pasado es eso, lo bueno es que cada uno sepa perdonarse y perdonar los errores de otros. Nadie es perfecto, todos tienen de que avergonzarse, no se puede decir que si andas con un traído, tu serás un traidor. No puedo decir que tu eres ladrón, cuando quizás robaste porque no veías otra salida y hoy ya no robas, eso no me hace un ratero. Todos tenemos de que avergonzarnos que nos vuelve más humanos o al menos eso debiera. No podemos tratar a nadie mal, con burlas de lo que es o fue, más bien felicitarle porque es nueva persona y tiene nuevos valores y principios. Pero si una persona no perdona, esa persona no está sana socialmente ya que nadie es igual a nadie.

Hay que importarse por ser feliz, estar con los que hacen parte de nuestra existencia de vida cotidiana.

(El que esté libre de pecado, que tire la primer piedra...

Todos pecaron y están destituídos de la Presencia de Dios...

Bajo la luz del sol están todos los pecadores... no hay ninguno que sea digno si Dios no lo hace tal...)

Daimer Santuche H