Daimer´s

7/1/20

THE HAPPINESS IN WAR



La radio no hacia mucho que estaba en la casa de los Baltimor. Las tardes junto a la música y el café, se hacían más coloridas.

No fue hasta el día que el locutor anunciara la guerra. Franch Baltimor era el hijo menor y único varón de la familia. Pero tenía un secreto que escondía de todos, se atraía al mismo sexo y sufría en silencio la decepción de la familia, si se enteraban de su elección sentimental.
La noticia de la guerra se corría como pólvora y la necesidad de reclutar soldados, era la onda y el miedo. Los varones querían patear y matar soldados enemigos y las madres querían protegerlos en casa. Para Franch Baltimor morir en la guerra y morir en casa era lo mismo, pero mejor era estar entre los hombre y morir por ellos a vivir sin ellos.
La lucha fue grande al contar de su inscripción y que en una semana partiría a la muerte.
El día llegó y sin más que decir, susurró al oído de su madre que estaría bien.
Las instrucciones fueron muchas en el cuartel general, pero le atraía más la hora de dispersión donde conocía a sus compañeros de batalla. La unión era tanta, que se conocían hasta por la manera de roncar en las noches.
Franch se quedaba mirando entre la penumbra, las siluetas masculinas e imaginaba un paraíso que no vivía. Se apenaba de saber que cada uno moriría en esa guerra. Pero uno de sus compañeros le toca el muslo y le pregunta si no puede dormir como el.
-          Creo que tengo un poco de miedo y falta de coraje – dice Franch.
-          Yo también, pero esa jodida guerra no nos puede amedrentar, tenemos que vivir algún momento bueno todo lo que se pueda en medio de las balas.
-          ¿Cómo? – pregunta Franch.
-          Si me dejas te lo muestro- le dijo el compañero y comenzó a besarlo mientras lo tocaba.
Aquella madrugada fue la primer guerra de Franch contra sus sentimientos, el soldado que le produjo la guerra, también le declaró libertad. Y cada madrugada la guerra se hacía más atrincherada y el cruce de miradas tiernas en el día, atravesaban como proyectiles sin controles por donde quiera que estaban.
Se buscaban mutuamente y a cada luna, por más sangrienta que fuera, la convertían en un campo minado de profundo amor. Olían a sexo y a muerte.
Mientras los Baltimor peleaban la tristesa por su hijo amado, el amado era amado y libre de su guerra interior.
La guerra los cansaba, pero entre tanta violencia, el amor reinaba entre  dos soldados.
Estaban viciados en si mismos uno para el otro. Juntos eran imparables y lo único que defendían era su amor más que a su Patria. Mientras todos dormían agotados, ellos trabajaban su pasión y su amor. Cada minuto de ojo abierto, eran años de vida juntos.
La guerra terminaría con ellos, pero no podría vencer su amor.  Franch estaba en un cielo turbulento, lleno de ruidos y muertos, pero más vivo que nunca junto a su primer amor. No les importaba nada, ni los rumores de guerra que se sospechaban. Su compañero de amor y guerra, un día que todo el equipo se dirigía a remplazar una trinchera, se paró y dijo:
-          Compañeros, seguro que la muerte nos besa los talones, pero no por eso dejaremos de creer en un mundo mejor, donde podamos amar libremente, no me quiero esconder de ustedes ni del enemigo y aunque es un honor pelear junto a ustedes, sepan que muero de amor, más que cualquier bala que me atraviese.
Franch es el amor de mi guerra, no pretendo que lo entiendan, pero si ustedes tienen una novia o aman a alguien con toda la fuerza que les nace, así amo a Franch. Y si sobrevivimos a esta jodida guerra, me caso contigo.
Franch lloraba y los compañeros los felicitaron a ambos. Franch no quería salir de la guerra, porque en ella estaba su felicidad hasta que una ráfaga de balas mató a uno de sus compañeros y al caer con el dedo en su ametralladora, le vuela la cabeza a su amor. Franch miraba petrificado mientras su corazón se moría junto.
El amor de su vida entregaba su alma en la guerra, se cubría de bronce, polvo y dolor.
El sonido ensordecedor del mortero dispersaba a todo el resto mientras Franch permanecía petrificado y como sintiendo que los últimos latidos de su amado, le decía alguna última poesía de enamorado. El corazón paró de latir en el cuerpo de su amado y el suyo, era acribillado por un soldado enemigo que no entendía nada del amor en aquella guerra. Pero Franch no lo sintió, ya había muerto minutos antes.
Franch Baltimor encontró el amor verdadero en medio de una guerra sangrienta y partió a otro mundo donde el amor es posible y el miedo a perder nunca gana.

Daimer Santuche H. ©  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

- Thanks for to visit this blog. You can sending a coment in the post, too for diferent adress of comunications. www.facebook.com/daimers

- Obrigado por sua visita, temos mais postagem. Comente o que gostou de ver ou ler, entre em contato comigo nas diferentes formas expostas aquí.
www.facebook.com/daimers

Gracias por visitar mi página, comunícate a través de E-Mail dsantuche@gmail.com //daimers@hotmail.com o puedes escribir cartas para daimers Rio Branco Cerro Largo Uruguay
CEP 37100 https://www.facebook.com/daimers