Todos somos participantes activos de las redes sociales y de relacionamiento amoroso, pero no todo está bien. Hablemos de las citas por aplicaciones:
Existen personas que no entendieron el concepto de “Privacidad” y la
palabra “Intimidad”.
Todo comienza con un – Hola, que haces? Y antes del décimo mensaje la solicitud para compartir fotos íntimas. El truco es siempre el mismo, pedir primero para compartir. El asunto es más complejo de lo que parece ya que cada uno es responsable de decidir compartir su intimidad con quienes quiera. El problema comienza, cuando ese material enviado a extraños, conocidos, parejas, amigos… cae en manos de una red de exposición pública que se denominan “Grupos” y que solamente por invitación seleccionada, se puede llegar.
El exponer tus fotos íntimas confiando en una persona a la cual se tiene un vínculo amoroso real o cibernético, deja de ser permisivo para convertirse en crimen, cuando tu expones sin consentimiento de la otra persona. Que yo te envíe un material íntimo para satisfacer un morbo de momento a causa de una relación, no te da el derecho de compartirlo, mostrarlo o almacenarlo por más de una hora. Todo lo que venga después, es motivo de juicio penal. Compartir, mostrar fotos íntimas de una persona que no está en una red pública de pornografía, que no es actor ni figura pública que permite el uso de su cuerpo, es ilegal.
Sea quien sea que comparte un material explícito de una persona mayor o
no, de forma pública o “Público-Privado” (PP), cuando el contexto es ajeno al
momento por el cual fue poseedor con el consentimiento de su intercomunicador
de tal material, deja de ser legal. Cualquier persona al enterarse, de que otra
tiene el mismo material que compartió con quien confió, puede enjuiciar a la
primer persona por violación y exposición de datos o materiales íntimos bajo la
Ley 18.331
El morbo de ver a fulan@ en fotos íntimas que no fueron enviadas a ti,
puede rendirte un problema que te dolerá toda la vida. Si no es tuyo, no lo
guardes ni lo quieras, lo que no te gustaría que te lo hicieran, no lo hagas.
Existen personas que usan de las
redes sociales para intercambiar fotos íntimas de ex relacionamientos o
exponiendo en reuniones cuando el asunto es morbo.
Tales hechos condenan más al expositor que al expuesto y más cuando ya
no mantienen un vínculo.
En nuestra ciudad se sabe desde tras de cortinas, de muchas figuras
públicas y religiosas que confiaron su intimidad y las expusieron al grado de
no dejar sombras de dudas del tamaño y grosor problema al que les puede generar
una exposición en la red pública, en medios masivos de comunicación.
Nadie escapa a la difamación explícita aún cuando no se tiene pruebas y
con alguna en mano, mejor es, y más cuando uno mismo la ha proporcionado sin
medir las causas.
Pero todo delito deja rastros.
Cuando se edita o se comparte un material, va dejando una serie de
rastros de donde viene, mismo que uno esté seguro de que lo ha editado muy
bien. El rastro lo hace el medio que usas para compartir. Ejemplo:
Voy a enviarte una foto que acabo de tomarla exclusiva para ti, la
llamaremos A y el medio que recibe lo llamaremos B.
A llega a B = AB
B lo envía para C = ABC
C envía para D = ABCD y así en delante. Pero veamos un segundo ejemplo.
A envía para B = AB pero B envía para C, quien hace una “Captura” de
pantalla y edita. Ese archivo ahora se convierte en “A” y sigue adelante como “AB”
“ABC”… hasta que alguien lo vuelve a convertir en “A”.
Pero si esa foto que te envié a ti, era exclusiva y solamente nosotros
la tenemos, ¿Cómo es que mucha gente la tiene? El origen eres tú que
compartiste y por lo cual te hace culpable. Si la foto fue robada, entonces se
comienza a retroceder por las pistas de capturas, ya que generalmente, muchos
tienen en sus móviles, datos que te delatan la hora, día y lugar de captura. El
problema está en que esos datos no son visibles al público y no toda la tecnología
es abierta a uso de todos. Y como si no fuera poco, las compañías móviles,
tienen un archivo de datos que a pedido de la justicia, dan la información
requerida de tu actividad web o telefónica completa, donde detalla cada segundo
de lo que has hecho y compartido. Esos datos que se comparten aunque tú digas
que no, fue el acuerdo que ellos hicieron para poder operar en el país. Quiebra
de sigilo es legal y solamente se solicita o por causa justificada legalmente o
sobre investigación policial a mando de cualquier representante de Justicia.
No es tan simple como parece el compartir datos o contenidos privados
desde la red de datos o móvil. Si se quiere se sabe, lo único que no se puede
saber en nuestro país, es cuando hay miles de dólares o pesos involucrados y
han desaparecido.
Por lo demás, no es más que una falta de ética personal y carencia
intelectual al compartir la intimidad que te confiaron a ti, a otra persona a
cambio de denegrir tu propia imagen en el hecho.
Recomendamos que como precaución, el que realmente quiere tener algo
contigo, marcará una cita en un lugar para ver y disfrutar de tu intimidad,
porque con una foto solamente se puede hacer masturbación, bulling, crimen y morbosidades.
Si te quieren ver en bolas, que sea en vivo y en directo, es más
disfrutable que cualquier tarad@ cibersexual morboso.
-¿Me pasas fotos hot, así me animo a ir?
(Desde nuestra información dejamos constancia explicita, que bajo NINGUNA
circunstancia o medio legal, guardamos, compartimos o exponemos datos de
personas aunque en nuestra contra se presenten cargos por el derecho a la
omisión bajo la Ley 9.155 y otras.
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