Se me olvidó olvidarte

Lo que es la vida, nada.
Cuando te miras al espejo de los demás, te das cuenta que, puedes tener el mundo entero mirando para tus manos, pero tú, nada tienes.
Te darías cuenta que, pasar la vida entera luchando para tener todo lo que querías, solo te robaba un día de felicidad de tu alma.
Cuando llegas a viejo y no tienes donde recostar tu cabeza, donde no tienes a nadie que te de un beso al nacer el sol, donde nadie quiere ir o llevarte a un lugar de paz, tranquilidad; donde nadie canta una canción para ti y ni tu consigues cantar una melodía.
Es este día donde te salen lágrimas secas e inundadas en tristeza.
La vida para ti se transforma en una sala para la muerte, mientras los otros se divierten y corren por el jardín que miras desde dentro.
Así es la vejez, y a todos puede llegarles.
Te aconsejo a que si eres joven, pares de creerte el héroe de la historia, porque mas adelante te darás cuenta que poco eres.
Visita un hogar de ancianos y llévale alegría o una propuesta de trabajo, donde puedas involucrarte junto a ellos. En dos días te darás cuenta de que ser héroe es importante, pero el mayor villano, es la soledad.
Solo dos cosas pueden suceder, una es continuar, la otra es abandonar la ropa de superhéroe
Para quedarte solamente con el título y hacer creer a los demás lo valiente, lo importante que eres, a los lugares que haz estado, a la gente que haz conocido y convivido en medio de ellas; o la fortuna que tienes, la belleza, bla bla bla… la cuatro por cuatro… el cargo, bla bla bla bla bla bla…
Todo esto y un poco más, pero te cuento, por esto, es que escribo. Porque no tengo nada de esto, pero quiero ser ese superhéroe. Y si tuviera todo esto, quizás no pensaría esto y sería como tu.
Entonces me aconsejo a volver a escribir todo de nuevo, porque Dios me ha mostrado en un segundo lo que es llegar a viejo sin nunca haber dado gracias al Creador por lo que puso en mis manos…
…lo que es la vida, nada sin creer en Dios.
Cuando te miras al espejo de los demás, te das cuenta que, pudistes tener el mundo entero mirando para tus manos, pero tú, nada tenías.
Te distes cuenta que, pasar la vida entera luchando para tener todo lo que querías, solo te robaba un día de felicidad de tu alma.
Cuando llegas a viejo y no tienes donde recostar tu cabeza, donde no tienes a nadie que te de un beso al nacer el sol, donde nadie quiere ir o llevarte a un lugar de paz, tranquilidad; donde nadie canta una canción para ti y ni tu consigues cantar una melodía.
Es este día donde te salen lágrimas secas e inundadas en tristeza.
La vida para ti se transforma en una sala para la muerte, mientras los otros se divierten y corren por el jardín que miras desde dentro.
Ahí cuando tus fuerzas se desvanecen, cuando tu cuerpo se marchita y te olvidas que olvidarte, se te olvida en olvidar.
Y que toda tu experiencia se resume a nada, a nada de nada. Y a aquellos los cuales te jactabas de ser lo que fuiste, ya no los vez más, o quizás ya ni estén a mucho tiempo. Y que por más que te esfuerces, los que corren en el jardín del otro lado de la vida, no están ni ahí para quien eres o fuiste ayer.

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