Devolviendo un amor

No podia creer, no tenía como pensar que se marchara, no tenía un motivo. Todo estaba bién.

Al salir, le dejó un beso dormitando en sus labios, mientras le susurraba un... -te veo luego vida...

Pero esa tarde al regresar, la casa estaba en silencio... sóla, como si solo yo era su abitante... pero por donde mirara, su sombra estaba ahí... sus locuras repentínas que tanto me hacían reir... aunque no tuviera ganas.

ya hacen días que le hecho de menos...

solo quisiera saber el motivo de este silencio repentino.

Cada mañana al salir, miraba hacia la cama a ver si encontraba su cuerpo medio desnudo, con una sonrrisa angelical... cada tarde al volver... esperaba una luz encendída y álguien esperándome con un abrazo. Pero nada de esto más pasaba.

Cada somnolencia de sol, lloraba... mientras lo veía dormirse, por la ventana de la sala. Quizás aveces, se tardaba en dormir, para hacerme companía, en la soledad de la abitación.

Sus aromas aún estaban ahí, y no quería que se marcharan, quizás porque estaba su corazón, o no lo sé, me cuesta imaginar.

Si bién salía a ver si en algún lugar, le podía ver... pero nada de esto me daba una esperanza.

Busqué en las oraciones una respuesta y en los diarios una salida... pero todo callaba en profundo silencio.

Familias que no supieron entender, padre, madre que no importaban su desaparecer... pero a mi, si. Era mi mundo. Era a quién amaba.

Entre las montañas y arenas de gente que se veían, solamente me interesaba una piedresilla, fea por fuera, pero un diamante por dentro.

Un recorte de diario mojado en la sera muda esta historia.

"En la calle Ahó. Una banda de jóvenes atacan e hieren a una persona"

Corrí hacia el lugar del hecho y me encontré persiguiendo el lugar contrario. Claro, el hospital...

cuando investigué... me di cuenta que nada había encontrado, ni una señal... no era a quién encontraba... pero mientras caminaba por los pasillos de agonía y dolor... una puerta se entre abre como invitándome a pasar.

Y en un lecho de silencio y sin decír nada con su rostro, estaba ahí.

No supe si correr o llorar de rodillas, no supe si gritar o suplicar ayuda.

Pero me acerqué como si el piso estubiera minado... y con lágrimas en los ojos y un nudo entorpecíéndome la voz... dije - mi amor... que te han hecho?.

no tuve una sóla respuesta... pero una jóven me dijo - está así desde que lo trajeron, inconciente. Parece que lo atropellaron y no le dieron socorro. Pero no se sabe cuándo volverá a despertarce.

Está esperando un milagro este pobre muchacho.

Milagro... eso es... un milagro. Si existe Dios este es el momento de aparecer. Pero con todo o nada... o no lo se... nada tengo... nada soy. Pero por favo... sólo una oportunidad más.

Pero ese milagro no llegaba y mi corazón se moría cada día, entonces... cada vez que lo veía, me parecía que estaba diciéndome - no desista, estoy contigo.

Pero no era el, el que lloraba viéndolo así, sin poder responderme nada... sin tan sólo mirarme... sin darme un abrazo.

Yo estaba sin fuerzas y moría a cada día, apenas comía para verlo despertar... solo quería que muriera primero que yo... así sabría que había luchado hasta la muerte, como me lo dijo una véz.

Este día, no pude completar el maldito cubo mágico, pero quería ganarle, en ser el primero en ganarle la apuesta.

Mientras pensaba y sonrreía sobre este día, entre lágrimas y recuerdos, sus ojos comienzan a abrirse.

Me quedé helado... pero paralizado... lo veía recorrer mi rostro y la habitación... un segundo, fueron sinco minutos y un minuto un día entero. Sus ojos brillaban, lindos como siempre... me decían un te amo apocado, pero tán fuerte como un sol de verano... su mano me buscó entre la meseta de la cama y al tocarme respiró. Respiró como si nunca lo hubiera hecho... no sabría decir si era mi corazón el que agitaba o los aparatos que gritaban de felicidad... sólo entendí, que milagros, sólo suceden cuando se creen, cuando se esperan, cuando no se reclaman mientras se los esperan.

Sólo entendí, que entre la muerte, la vida y el amor, se abren caminos con rayos de luz.

-Me agarraron... me llamaban de marica... me pegaban... - me dijo sin fuerzas.

Solamente le dije- Ya pasó... y me tiré a llorar sobre su cuello... para que mi alma se pegara a la de el, como siempre estaban.

Recuerdo que entre todo esto... me dijo con voz susurrante... -me es...tás a...pre...tando papá.

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