La familia que no tuviste.

…para ellos que eran toda su familia, el amor reinaba en este hogar.
Su madre, orgullosa de su hijo y más, porque su padre, era un amor con su hijo. Un padre que realmente amaba con todas las fuerzas de su corazón y lo demostraba. Ella no podía pedirle más nada a Dios. Pues tenía todo lo que quería, un mundo donde se respiraba paz y amor.
Cada día era superior al otro… cada momento, cada mirada y cada plática, envolvía una ternura. Su bebé se alimentaba de este amor, donde cada uno que llegaba, podía nutrirse del mismo cariño y pasión por la vida.
Sería por esto que la casa siempre estaba con visita?, no se sabe, nunca se sabe. Lo importante es que el mundo se construye de amor, para que sea mundo.
Cada día, el bebé crecía fortalecido de este amor, y lo bueno de todo era que Dios parecía que golpeaba todas las tardes la casa, quizás, para tomar un té o para ver si el amor que ahí reinaba, era superior al de él.
Una vida planeada, una vida llena de esperanzas, un mundo lleno para conquistar. Esto era enseñado y practicado. Pero el bebé ya niño, no era como todos los demás, su mirada era diferente, su corazón parecía no captar todo el aprendizaje. Hasta que la noticia aparece como bomba en medio de la casa.
EL niño no es normal, quizás no tenga nunca una capacidad de razonar, de decidir por sí mismo, de estudiar, de hacer su propia familia.
Pero aunque sus padres, se sintieran con los brazos caídos y sus sueños derrotados por un análisis humano, no dejaron de creer, no dejaron de esperar… no dejaron de Amar.
Este era su hijo, el cual nació de un amor verdadero, en una casa de sueños, en un mundo conturbado.
El tiempo pasó y el niño creció… si mirabas a sus padres… aún brillaban de amor sus ojos, pero si mirabas su aspecto… el tiempo marchitó muchas cosas. Los años se llevaron las fuerzas y los sueños, se llevó también a los amigos, algunos de ellos, y otros… esperaban su último viaje.
Ellos aún no habían comprado el pasaje, pero el correo del destino, se los alcanzaría por la puerta aunque no lo quisieran. Entonces si o si, el nombre que dijera el pasaje, debería de tomarse el adiós y un asiento en el bus que te espera para subir.
Tarde o temprano, esto llegaría, pero negociar con el chofer, era imposible, ya que el está sujeto a órdenes. Este hijo… aún necesita de los padres, aunque de a poco lo sintieran despedirse uno de dos, y dos de uno. Pero así sería.
Cada día y cada instante, ellos abrasaban como si un momento después, no se verían más, pero nunca dejaban la tristeza invadir el amor existente. Parque las personas no mueren, se las deja de ver.
Hasta que una madrugada, la señora siente la bocina del bus…
- Viejo!? Dijo ella. Dijeron mi nombre, es mi hora.
Aunque sus lágrimas invadieran los ojos de ambos, no podrían resistir. Ya sus fuerzas eran pocas y la carga del amor se volvía cada vez más liviana.
La madrugada se volvía gris para él, mientras que para ella todo brillaba.
Dio su última mirada para el amor que llenó toda su vida, para el amigo y amante que le dio Dios y murió ojeando el rostro de su hijo, con su mano tomando la de él, que dormía en un mundo de ángeles.
Aunque no podía hacer nada, sabía que su trabajo era doble ahora, que su carga sería pesada, pero llevarla… era todo un placer y un honor para pocos valientes.
Luego de llorar… tomó las providencias necesarias para despedir a un gran amor. Y antes que la tierra tapara las marcas de un cariño dulce, y lo que este vaso sin igual sostuvo durante 86 años, dijo – Que Dios… te reciba con un abrazo pequeña.

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No vale la pena enfermar tu corazón por cuestiones estúpidas y egoístas. La vida que Dios desea para cada uno, es Plena. No un día de amor para dar y una semana de discordias. El reino de Dios, es para los valientes y esforzados.
¿Si Dios es Amor, como puede una persona verle, si cuando muere, lleva un corazón lleno de personas atadas, presas sin perdón, odios y desprecios, envidias y palabras que mutilaron vidas; lleno de discriminación?. Si este es el Dios que vive, hoy mismo me convierto en Dios, porque al menos estoy seguro que mi corazón es más limpio.