noisuf - la ante Sala

…entonces comenzó a entrar en el estado que en minutos, lleva a la muerte de cada ser humano. Es como entrar en la ante sala de la muerte. En el corredor que te conduce a la entrada donde pocos consiguen salir.
Me preocupaba que su estado de salud se agravara más y más a cada segundo. No estaba totalmente sobrio, pero tampoco era difícil de entender lo que le pasaba.
Comenzó a mirar para todos lados, como si viera a gente extraña entrar y salir sin permiso de la sala. Entonces al mirarle a los ojos, entré por ellos a su alma y ví lo que veía, oí lo que oía y entendí lo que no entendía.
Al frente de el y detrás de mí, un mundo que jamás podría describir un cuento de terror o una película lo reprodujera en la tierra.
Un espacio místico… bajando por una ciudad en tinieblas, el cielo era gris, como de tormenta. A lo lejos de esa bajada, continuando la calle, daba para ver que desembocaba en un pequeño terraplén, que se interponía como barrera, tras un enorme océano en movimiento. Se veía como una ciudad, con viviendas muy parecidas, todas del mismo tamaño, muy organizadas y distribuidas entre sí. Corrí bajada abajo y me encontré subiendo en ese final de la calle, por el terraplén para ver la playa. Pero me distrajo la mirada, un señor que estaba al lado, a mi derecha, llevaba un bastón, y su apariencia no era de tanta edad. Me recordaba un señor de la década del cincuenta por su estilo. Subí el muro de tierra, con su alfombra verde de pastos muy rasurados, como si fuera grama… y vi el océano en un gran movimiento que hasta el farol que estaba en una pequeña saliente de tierra más adelante, lo había derribado… y venía girando por encima de la onda, partido en tres. El farol tenía techo de forma como la de un paragua, pero media puntuada, como si se abriera pero hasta un ochenta por ciento a un paragua. En la mitad de la segunda parte que venía rumbo a mi sobre la onda grande, giró una ventana en forma de u invertida y alargada. Al ver el tamaño y la imagen de tal fenómeno, me asusté y corrí para el lugar de origen. Pero no le avisé al señor que permanecía en el lugar del posible impacto con las aguas y el farol.
- ¡No me lleves!. Dijo como si delirara. Al momento que se defendía de algo con los brazos.
- Deténgase. Le dije. Tiene derecho a un abogado. En la tierra nadie puede ser acusado sin la presencia de un abogado de defensa. El juicio no puede comenzar sin el.
- Yo no entrego al pueblo del mar. Dijo el otro. Tampoco la tierra dará sus caídos.
- Y este?… ¿que tiene para ser tan valioso para ti?
- Alma de perro… las limosnas que dio, fueron de interés y provecho. A su familia le dio migajas y restos que juntó de las sobras que otros desecharon. Sus hijos comieron inocentemente, como si fuera manjar, los restos miserables de los platos que el raspó, donde se saciaron sus invitados. El mismo de lo bueno y lo mejor se sirvió. Y junto a la mesa de su casa se sentó, pero no compartió la cena y el almuerzo de los que lo amaban.
Aparentó una vida entera ser piedad y no lo era. Lloró junto a los que lloraban para mostrarse confiable, pero su interés iba delante. Sus pequeños lo tenían por héroe y ansiaban darle un abrazo… mientras él, con frieza alegaba un cansancio placentero.
Engañó, estafó e injurió a todo lo que por naturaleza se oponía en sus negocios.
La vida misma, se hartó de el.
- No importa!!... no es justicia arrastrar a un hombre que no está consiente o no tiene la fuerza suficiente para defenderse…
- ¿Crees que con esta tus agallas, puedes detenerme en lo que por derecho me considero capaz de decidir?
- No es con agallas, mucho menos con fuerza, es con amor y razón justa. Si el hombre mismo sin ver el más allá de la muerte, es capaz de inspirarse en las leyes divinas sin saberlo, es porque lo hace menos que a Dios y semejante que el. Es menos que un Ángel, pero Dios mismo lo hace una llama de fuego capaz de purificar el miasma que lo golpea.
- Insolencias!
- ¡¡Verdad!! Justa verdad. No sabes que la mano de un hombre levantada, puede callar a un Ángel del Cielo y paralizar una guerra sangrienta entre el bien y el mal?!
Acaso no es ese mismo hombre sea padre o madre, que defiende hasta la muerte a un inocente o culpable, cuando su vida corre peligro? Sin importarle que su vida puede costarle? Son los mismos hombres que se extienden las manos en los peores momentos de la vida… ellos sufren unidos y son capaces de enfrentar a Dios mismo cuando la justicia es callada o amordazada por ti.
- No sabes lo que dices… defiendes a los muertos, cuando ellos mismos no se defendieron a sí mismos cuando tuvieron su oportunidad.
- ¡¡Ni un paso más!!. Aunque fuera verdad que este estuviera muerto, mientras exista un pequeño y frágil aliento de vida, tiene derecho a la vida, tiene derecho a que sus familiares, decidan ante su incapacidad de decidir. Nos regimos por una ley de derechos y obligaciones, y su derecho expongo aquí, derecho a que ante su estado, es mi obligación cuidar de su persona, por ser la única persona presente, que le conoce, y es testigo entre el cielo y la tierra, de que vive aún. Y Yo decido, por los derechos ante la ley que conozco y ante la Palabra que simboliza la Ley en el Mundo de los Espíritus Eternos, que dice – “Lo que atares en la tierra, será atado en los Cielos, y lo que desatares en el Cielo, será desatado en la tierra”. Yo ordeno, que esta vida no sea tomada sin que Dios sea consiente, de que su tiempo a acabado y ella misma muera por si sola.
- Crees que es tu derecho? Pues te digo uno. Ese tu Dios… no tiene nada que ver… cuando ésta agonizante criatura nació, era dueña de su propio nariz, de hacer y decidir lo que quisiera sin que nadie se dignara de sus derechos, incluso tú. Por lo tanto es una ley Natural y obligatoria por Derecho, que ella misma decide por sí sola. Sin la intervención de cualquier fuerza natural o sobrenatural, capaz de interferir su razonamiento y su curso. Además… no me vengas con palabras de lo que le llamas Biblia, porque esta ley, no está sobre él, es despreciada por todos y nadie está con interés de regir su vida, por una historieta romántica.
- Pero está sobre mí y me respalda… pues tú mismo eres una fuerza sobre natural, capaz de decidir por ti mismo con los demás, por tu fuerza, pero no es justicia legal ni aquí ni allá, es imposición de derecho a la fuerza y no propia y mucho menos, es justa.
En este caso, me valgo de mi derecho y actúo como abogado entre la vida y la muerte de éste. Pues no tengo en este momento una persona que sea capaz de defender a uno, en los dos mundos. Alguien que sea hombre y sea Dios al mismo tiempo. Que tenga derechos entre lo que es y lo que Es, alguien como yo para con éste, y alguien como tú, para conmigo. Aunque sí puedo estar entre los dos mundos, reconozco mi condición, que es inferior a la tuya, pero aunque muera en el intento, mientras yo tenga Vida… ni una sola célula de éste tocarás.
- Podemos negociar un cambio, tu vida por la de él… si vale tanto para ti.
- No me espanta tu propuesta, ni la mía ni la de él, escrito en toda ley está “ …todos tienen derecho a la vida, a vivir…”. Si hasta hoy te dignabas en meter tus manos sin que nadie se interpusiera a ello, por tu superioridad. Sábelo que mientras viva, ni a los que por derecho puedo decidir alguna cosa y ni a mí, te concederás este privilegio.
- … no me defiendas más. Me dijo el que moría, tan lúcido como yo. - Es lo más justo que me valla con él… porque en verdad… no he sido más que una copia infeliz de lo que está en su corazón.
- No! No puedes desistir así sin más… no dejes tu vida en las manos erradas…
- Mientras tú me defendía, Otro me acusaba ante Dios. Dios quería dejarme vivir, pero el otro, me acusaba de cosas que ni yo sabía que las había hecho. Era terrible. Llegó el momento y supe que tú eras como yo también. Y que era el medio de dos mundos. Tú eres mi razón y mi espíritu, yo soy tú alma y tú cuerpo.