Mi querido viejo

Padre, después de tanto tiempo y de no soportar el no estar cerca de ti, quiero pedirte que me perdones. Sé que he sido un estúpido en enojarme o irme de casa, pero en el momento creía hacer lo correcto. La verdad me sentí sólo y abandonado y eso me llevó a pensar que no te importaba. No sabes lo duro que está siendo para mi, huir de mis pensamientos a cada segundo. Todo para no pensar en ti. Te extraño muchísimo y cuando te pienso o veo algo que me recuerda a ti, se me oprime el alma y el corazón. Ya no tiene sentido estar en el mundo sin ti. Me imagino los momentos lindos que pasábamos juntos… las canciones que me hacían soñar y llorar de felicidad… recuerdo los momentos que me dormí hablándote y los momentos que me enojabas, porque no me decías que hacer ante los problemas. Pero al final… siempre te reías de mi impaciencia porque todo lo hacía más grande de lo que era. Recuerdo tantas cosas lindas… y por recordarlas, es que me desespera el alma. Cuando estaba en tu casa, me sentía alguien, era útil, yo importaba. Sabes que por ser tu hijo, nunca impuse una autoridad. Nunca hice valer mi posición en la casa. Más bien… cuidaba que todos estuvieran cómodos y se sintieran felices… que sintieran el amor que yo sentía… que respiraran el aire de paz que de ti se emanaba. Todo lo vivido y aprendido a tu lado, hoy se da vuelta contra mi y de rodillas, todas las cosas me suplican para que vuelva a ti. Hasta mi sombra se ha revelado contra mi… mis pensamientos me tienden trampas, para que vuelva a casa… y yo quiero decirte el motivo por el cual me recuso… tengo miedo.

Miedo a ser rechazado, ignorado por todos, miedo a la humillación que recibí en tu casa cuando diste vueltas las espaldas, nunca te lo dije, porque sabes que muero en silencio, pero no me defiendo. Cuando todos me trataron como cosa contagiosa y de inmundo parecer. Si… eso pasó y aún diciendo esto, estoy reduciendo valores. Pero en la casa de mi propio padre, me trataron como a José, me lanzaron al poso de soledad y desamparo y sin luz en esa noche, casi me muero. Aún si me hubieran vendido, de seguro hubiera sido mejor… pero nada de eso hicieron. Me dejaron ahí para que muriera y lo más rápido posible. No tienes idea de cómo me sentí, como lloré y mis lágrimas tragué, al llanto lo devoré y luché con todas las fuerzas posible… para salir del pozo. Pero hoy para librarse del delito, han dicho que me fui por voluntad, que no me ajustaba a los mandamientos y con eso bastó para que nadie me saludara de la casa. Yo no existía. Entonces… me fui quedando triste al ver que nadie conversaba conmigo, que ya si entraba a la casa, los lugares estaban todos ocupados y de la mesa… no quedaban ni las migajas para mí. Decidí buscar un lugar donde me sintiera útil… donde no me conocieran y mismo lejos, me tiraban dardos ardientes, dardos para que mis nuevas amistades me repulsaran… me largaran a la calle y me desolaran como persona peligrosa para ellos. Y yo que hice? Nada… jamás haría nada… porque ellos son seres humanos y son libres de querer a quienes quieran. Yo solo soy yo. Yo no quería estar así… pero no tuve otra chance, aprendí a vivir sobreviviendo, aguantando las ganas de verte, de oírte, oír una fiesta en la casa… hasta que el tiempo pasara y volvieras… se que ha pasado mucho tiempo. Pero igual, se que por más que valla, siempre estarán igual conmigo, lo puedo sentir sabes… ellos ya no tienen amor por mi… y yo aún los quiero a todos, yo no puedo pedirles perdón porque no hice nada y tampoco hay de que perdonar. Sólo quiero poder entrar y poder darles un abrazo y que lo sientan… pero siento que si les pido un abrazo… me van a preguntar a que fui o que busco…

Padre… la verdad ya no se que hacer… aquí … he tenido que trabajar mucho para intentar vivir… he sido robado, mal herido, me he prostituido para poder comer o dormir un minuto en paz. Pero nada de esto adelanta… ellos nunca lo sabrán… mientras guardaba pureza de todo corazón, constantemente era acusado de pecados y ahora, que los cometí a todos, para que al menos hablaran la verdad, tienen la razón suficiente como para pedir mi erradicación de la casa. Entonces, mejor no voy.

Pero ahora, no siento rencores, no tengo sentimientos que pueden dañar a un corazón sensible, ahora que me siento libre, sin heridas, con ganas de vivir y lograr. Siento ganas de verte… quiero poder regresar… se que no será igual, pero al menos mirar de lejos ya es bastante, aunque no me inviten a la mesa, el ver a otros saciarse ya me alegra. Papá… del fondo de mi corazón, al menos atiende de esta vez, déjame verte de lejos en la casa, aunque te escuche a escondidas y que ellos no me vean. Yo no estoy enojado, pero si para ellos le hago mal como me dijeron, entonces mejor que no se enteren. Yo quiero sentir un ratito aunque sea, unas estrofas de esos canticos que lo hacíamos juntos. Yo estoy luchando para poder tener una casita, un lugar donde pueda invitarte a la mesa, donde serás bienvenido, un lugar donde estemos nosotros y donde pueda despertarte de madrugada para contarte un chiste malo.

Sabes, ahora quiero llorar… pero se que no adelanta… pero una cosa si sé que adelanta, decirte otra vez - que te amo mucho y te extraño más que nunca Viejo.