Un milagro en la tiniebla

En el Nombre de Dios

Venga yo a ser intocable a cualquier fuerza desconocida o sobrenatural

Sea la luz en mí, ante cualquier oscuridad que de todo mortal quiera apoderarse,

Como llama poderosa, queme y derrita toda fuerza de maldad.

Por la Gloria del Dios viviente, Sea la fuerza sobre toda mano o espada que se levante, para dañar, herir o matar. Que ningún hombre o mujer pierda la Vida bajo ninguna fuerza maligna.

Por el Sacrificio Perpetuo en la Cruz del Calvario del hijo de Dios, Jesús, ningún mortal o hijo de mortal sea tocado.

Ante la amenaza de la oscuridad más profunda, la fuerza o el enemigo más poderoso, ninguna arma forjada o fuerza viva del enemigo, detengan el deseo de Justicia y Libertad expresada por dos o más mortales. Por la sangre de los héroes del pasado, que no se ponga el sol en el horizonte, sin que se de honor al Dios Vivo sin la certeza de un  nuevo día ideal, con una nueva oportunidad. Sea la Vida y no las tinieblas.

Que donde exista esta oración no exista maldad y sea Yo, siervo o esclavo, Justo o pecador, tenga Dios piedad y nos libre de todo mal que hoy nos quiere exterminar.

Sea todo mortal en esta hora de Clamor, como Imagen de Dios o Sea el Altísimo mismo quien destruya con su mano levantada, a toda fuerza oscura que amenace y que de Dios no provenga.

Por los siglos de los siglos Amén

                                                     Daimer´s

                                          Del libro “La locura no está sola, me tiene a mi”