Daimer´s

6/9/14

Genesis y el Transbordo de los humanos

A que vinieron los visitantes del cielo?


En la tierra de los humanos, el hogar creado para ser perfecto, la maldad de muchos ha llegado más lejos que la luz del sol. Entre todos los vivientes, se encuentran los perversos que tienen por meta, el odio y la destrucción. No buscan la paz o disfrutar el bien más preciado que se tiene, La Vida. Los recuerdos, las personas que hacen parte de su mundo y la tierra misma. Más bien la han corrompido, obligando a muchos a derramar sangre sin  motivo, cuando nunca fue el cometido del hombre. No prosperan porque la maldad les  ciega el triunfo merecido. Y esto, ha  llevado al despertar el hombre dios, el que juega a crear y dominar. Por eso, no se ha limitado, sino que se  ha puesto a crear armas para dominar a la fuerza. Tal conciencia, llegó lejos, muy lejos y por esta razón, he aquí lo que me fue revelado:
Vi un grupo de hombres al cual no le entendía el idioma, estaban como en un laboratorio de ensayo, cuando recrean un polvo gris. Parecía mágico, pero era como oscurecer un  punto en el espacio, combinaban con otros gases, como quien  descompone la luz en un prisma. Pero solo que en vez de colores, quedaba negro. Hasta que me fue revelado lo que veía. El Ser que no era humano, me decía que le llamaban gusano y me mostró, yo vi en el espacio, un agujero negro. Era terrible, parecía marear.  Como si atrapara hasta los pensamientos. El Ser me dijo –Peligro, daño, muerte. Y me costó entender. Entonces me vi sentado en un lugar familiar, aunque no era un lugar conocido, pero lo sentía familiar dentro de mi, era como unas ruinas, donde estaban trayendo Elegidos. Las personas estaban tristes, unas ansiosas y otras lloraban. Era el día de partida, estaba siendo trasladada en grandes naves las personas que quisieran salir de la tierra. Yo veía como muchos se negaban a ir a pesar del peligro eminente. La gente quería morir en casa, en el único mundo que hubiera conocido. Tenían miedo de lo que pasara, pero preferían morir junto a sus cosas con su familia. Parecían un arca, llegaban brillando desde el cielo, no tenían ruido como los vehículos voladores de la tierra, estos solo tenían como un silbido grueso, tenue, no producían calor y descendían a una altura un poco más que metro y medio. Yo trataba de ayudar a mis conocidos que no querían ir. Los alentaba a que sí. Veía en sus rostros el dolor y la angustia de lo que se venía  y no podían evitarlo. Todos los sueños,  perdidos  y lejos de casa. Yo lloraba con ellos, pues era nuestro hogar, la lluvia, el viento, todas las cosas lindas que vivimos aquí… el cielo estaba  lindo, un día perfecto, todo amenazado a causa de unas personas.  Recrearon un agujero negro y no lo pudieron controlar, pues crecía tragándose todo a su paso, arrastraba retorciendo hasta el hierro más duro. Ahora se arrepentían de todo lo que  hacían, ahora el pánico les cundía y se perdonaban los que se buscaban a muerte. Ahora cuando nada tenía sentido. Las arcas seguían en dirección a la luna, pero no seguían la ruta hacia ella.
Loa Seres del Cielo, estuvieron previendo  este día. Habían encontrado una tierra nueva, un lugar donde se podía vivir y comenzar. Ellos analizaron cada parte de nuestro planeta, tuvieron muestra y condujeron especies al nuevo hábitat.  Nuestro pensar y formación corporal, es notoria, dicen que tenemos una perfección orgánica y somos capaces de comunicarnos sin usar experiencia o artefactos inteligentes. Somos un origen frágil y único, que no entienden como pudimos realizarnos tanta maldad, cuando en realidad, somos tan capaces como ellos. Yo lloraba, pues sentía el corazón dividido y mientras hablaba con alguien que quería quedarse y ver el fin de la tierra, morir en la casa que nacimos, un arca bajaba y alguien nos dijo para subir, que era hora y teníamos que salir antes que fuera tarde. Yo subí hecho harina, lloraba sin saber que hacer, me dolía por todos los que se iban y los que quedaban, pues si bien quería salvar mi vida, no quería dejar mi tierra, mi casita, las cosas que soñaba, la vida que llevábamos, fuera buena o mala, pero era todo lo que conocía. Mientras veía la inmensidad desde una ventana del arca, con toda la gente que en ella estaba, dimos la última mirada, y de un lado se veía la tierra como estaba en los libros, un poco celeste opaco y un poco de marrón, y la otra mitad, como quemada, como metida en una oscuridad. Se fue alejando hasta que  me volví dando la espalda hacia la tierra. Todos estábamos perplejos, angustiados y nos mirábamos como pidiéndonos perdón, como si la culpa fuera de uno para con el otro. Cada uno dejaba parte de si en la tierra, en el corazón de los que morirían y se negaron a volar en esas arcas extrañas.  Como éramos felices  y no lo sabíamos. Nuestra casita tierra, destruida por  la codicia y la ganancia. Por querer ser poderosos, por  querer imitar lo que no sabemos. Y desperté… llorando y con el corazón lleno de pesar. Entonces recordé todos los sucesos extraterrestre que pasaban en la tierra. Entendí que, no estuvimos solos nunca, que nos visitaban y andaban entre nosotros a todo momento.  Esperando el momento justo para que comience el transbordo.
(Historia real, una visión de Daimer Santuche H. ©)

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