… y estaba yo en mi casa, pensando que
pronto sería navidad, cuando llega a mi presencia un mensaje de lo Alto.
Los tres Elementos que componen la Trinidad de toda Vida. Se me presentaron
como una nube gaseosa de color sepia y veía a tres reyes que llevaban un regalo
Celestial en la profecía del Mesías. El Rey de reyes. Sabemos y conocemos la
historia, pero no le damos peso y ni importancia. Nos interesa aquello que
vemos y lo que consumimos. No le damos la mínima importancia a los tiempos y ni
a lo que no vemos y ahí está. El mundo espiritual es más real de lo que podemos
pensar. Si sabemos que somos semejantes al Creador, pues ¿Por qué no pensamos
en las grandes cosas que podemos hacer?, nuestra mente está limitada a la
humanidad, dicen algunos. Pero yo digo que estamos viciados a la realidad de la
materia. Nacimos de lo espiritual y rechazamos el origen. Es como que una muda
de jazmín, arrancada del árbol de jazmín, diga que es el árbol único y no crea
que su origen, le da su semejanza. Por la torpeza y fácil acomodo del vicio que
tiene el humano, se nos codificó cada cosa, para que no transformáramos el
conocimiento espiritual, en un arma letal.
La tierra habla a gritos,
nosotros no queremos escuchar ni siquiera la voz de Dios. Nos convertimos en
prisioneros de nosotros mismos y olvidamos a dos de los tres elementos que
hacen que tengamos Vida. Se conmemora la navidad que hace referencia al
nacimiento de Jesucristo y lo único que pensamos, es en los regalos que podemos
recibir, dónde vamos a pasarla o que comeremos. Pero nadie piensa que antes de
ella, tres mensajeros salieron en busca del Rey, que aún ni había nacido y ni
siquiera podía hablarles. Un Rey que no tenía súbditos ni soldados, no tenía
NADA, a sus ojos humanos, era como darle la presidencia de un país, a
cualquiera de la calle. Pero ellos no veían como cualquier ser humano. Está
claro que eran sabios y veían Espiritualmente. No es la razón humana la que te
muestra el más allá, es mirando lo que está para verse y no se ve. Porque el
que busca encuentra y al que llama, se le abre.
…Solamente los puros de corazón verán a Dios… (Mateo 5:8).
Claro está que cuando alguien invoca el nombre de Dios, cuando ora a
Dios, le reconoce y siente respeto, todo le comienza a dar cierto. Se guía
mejor en sus caminos y tiene grandes logros.
No es mirar o ver con los ojos de la ganancia, que se ve el mundo
invisible. Hay que entender que nada es por acaso. Si te distraes con los
barullos humanos, quedarás viciado y será tu tesoro, porque ahí estará tu
corazón. Entonces dejarás de Creer en lo pequeño y nunca serás grande, si no
que, pensarás en lo grande y siempre serás pequeño. Te entretienes en las cosas
humanas y sentirá sed tu espíritu, a más sed, más cosas humanas buscarás y a
Dios de lado dejarás, porque no creerás. Y tienes razón, ni Dios te va a
obligar, porque eres libre para elegir bajo un decreto Divino, que está firmado
por Dios mismo y bajo ningún concepto o fuerza visible o invisible, se te puede
obligar sin tu consentimiento en tu libre albedrío.
Pero vi, que la virtud atrae la atención de Dios, que el amor, la
felicidad, la honestidad y generosidad, le hacen ser generoso, para con los que
lo demuestran. Los que ven en las sombras, son los portadores de la luz. Los
que llevan el incienso llamado Creo.

El Rey ha nacido y hoy reina con todo aquello que tres reyes veían
mirando lo que no se podía ver y ni se podía comprobar, cuando la nada era nada
y el comienzo no había nacido. Hasta que en el caminar por fe, creyendo en la
luz de la sabiduría, su guía en medio de la oscuridad, su meta, el comienzo del
comienzo.
No veas como los demás, conviértete en un rey, ponte la mejor vestimenta
( Efesios 6:10-18) y toma contigo todo lo que tienes y llevadle al Rey que te
ha nacido, el regalo digno de un Rey de reyes y Señor de señores.
Oro, símbolo de riqueza, del alma que se
refina, el valor y el sacrificio. Símbolo de reflejo y firmeza, Durabilidad y permanencia.
Incienso, símbolo de
libaciones, gratitud y perfume. Alimento del Espíritu. No cualquier incienso,
debe ser del olivar, una ramita de olivo, símbolo de alegría, de compañerismo y
trabajo en equipo. Símbolo de renuevo y de calma, de suavidad y de familia. Espíritu
que sale del cuerpo. Símbolo de luz, fuego y señales.
Mirra, símbolo de cura, de purificación, símbolo de
vencedores, unidad y virtud. Símbolo del cuerpo que se daña o se transforma.
Símbolo de muerte y honor. Símbolo de lamentos, de Amor y memorias, permanencia en el tiempo infinito.
Al ver todo esto, pensé y reflexioné.
Daimer Santuche H. 22-12-2015 =6 número de hombres.
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