La cena gay más romántica del móvil.

Desde el otro lado de la calle, mirando por la ventana, veía una pantalla con una escena romántica. Me alegré al ver aquel fragmento que fue lo suficiente para inspirarme.

Deseaba que pasara la hora e ir junto al hombre a quien mi corazón estaba haciendo florecer.

Al llegar ahí estaba, como desde el tercer día, con su móvil. Yo con una sonrisa de alma, como una gran laguna en medio de la nada. Me preparé un bello picadillo para comer junto a el, pero el solo seguía en su móvil.

Me propuse una cena de película, algo como nunca. Cociné y copas decoraban la mesa, estaba linda, para acompañar un rico espumante de botella de plástico… pero era lo mejor que tenía. Me duché y estaba radiante cuando fui a la mesa… sutil mente le dije que le pidiera una hora a sus amigos virtuales para cenar conmigo… y sonrió. La cena estaba de maravillas.

Yo cené sólo, el con sus amigos virtuales, con una mano el tenedor y en la otra el móvil.

Intenté conversar y casi no respondió. Puse un jazz para inspirarle y me susurró algo que no entendí… así que a modo de información le dije que estaba tocando, un clásico. Pero no me escuchó.

Me levanté y lavé la losa… ya que solamente me quedé, con mi sonrisa de laguna en medio de la nada… mientras él, seguía en su móvil…

… Quizás la cena no estaba deliciosa… sí, por educación no dijo nada. Es culpa mía, pensé.

Fui al baño y lloré un poquito… me cepillé y si me pregunta el motivo de los ojos rojos, le diré que me salpiqué con la pasta dental y la menta me irritó los ojos. Creo que ya estoy feo y no se… la edad se me vino de pronto, no estoy atractivo… debe ser eso.

Al llegar a la cama, el seguía en su móvil y así dormimos los dos.

Yo conmigo y el con el.

Yo seguí soñando con el y era perfecto porque su móvil estaba sin carga la batería. En el sueño estaba junto a una laguna, bajo un árbol llorón y el pescaba con una red… de pronto se puso unos guantes para sacar al pez y le conectó un cable USB, el pez era eléctrico. Desperté al instante y ahí estaba, sonriendo con su móvil.

Entonces pensé que todo aquel romanticismo da gay que tenía, nunca existió. Que la pareja perfecta que veía en mi, era ilusión… que todo lo que soñaba, que en mí lo encontraba, lo había perdido en su móvil entonces. Que seguía buscándome quizás en el mundo virtual y no sabía vivir el mundo real. De pronto, se me secó la sonrisa de laguna y me volví un desierto.

No soy un gay normal, vengo fallado y recién me doy cuenta, no se vivir y como pareja, soy un desastre… le pediré perdón y le diré que me voy porque no sirvo para nada. Su móvil es mejor que yo… me marcho para que un día quizás, aprenda a ser gay tan perfecto como el quería para si.