El Algibe

…con un cántaro de barro cocido, me acerqué al aljibe,
me esforcé para quitar de lo profundo el cristal de la vida, pero no podía, la
soga no alcanzaba para extraer ese bien tan amado. El sol del desaliento me
golpeaba los pensamientos y la nada, se hacía una canción. No supe si llorar o
reír, pero se que perdido estaba, buscando agua por doquier, hasta que tu
sombra tocó la mía.

No supe que decir, pero ahí estabas tú, como
guiado para ayudarme, mi corazón se alegró y el agua de abajo, empapó mis pies.
Como una tierra sedienta, me puse a beber del agua que me dabas, de tu boca
bebí cuanto quise y pedí más… un torrente de frescura invadía mis entrañas y la
tierra se llenó de suspiros y gemidos de reposo. Como ave que vuela sin parar y
encuentra allá, a lo largo del desastre, una ramita segura donde poder
descansar, me sentía. Pero junto a ti encontré la sombra fresca y el abrigo del
sol… sol de soledad.

Te abracé tan fuerte cuanto pude, para que junto
a ti, nos diéramos vida mutuamente, tu en tu soledad y yo en mi inmensidad
solitaria. No es un simple lugar es lo profundo de la vida, es enfrentar, es
comenzar y decidir, es un te quedas o te vas, pero siempre llegarás. Como un
caminante he recorrido tus profundidades y descubrí que si tu eres cuerda, yo
soy el balde.