Disculpas

Disculpas.

Cómo se pide disculpas y a quien pedirlas?

Pues eso lo sabe cada uno. Aunque la primer disculpas debería hacerse a Dios. Y digo por que. Cuando abrimos los ojos cada día, El nos ha disculpado de lo que no hicimos el día anterior, de lo que hicimos y aún de lo que pensamos.  Nos da la vida y hacer de ella lo que estimemos mejor para el día de mañana. Sin cobrarnos fidelidad, rendición o sacrificios, cual quiera que exista. Entonces nos damos el lujo de ofender, de matar y destruir. Porque no tenemos y ni aceptamos quien nos gobierne, porque aprendemos de El, la libertad que nos dio y en ella nos aferramos para liberarnos de la conciencia de esto no, y aquello tampoco.  Pedir disculpas a un ser humano, es humillación en la mente de quien tiene o no la razón. Cuando en realidad, el hecho de pedir disculpas hace más grande a quien lo hace, sea por deber, cumplimiento u obligación. El deber es  moral y tiene raíz en la construcción personal y de carácter único de cada ser humano. El cumplimiento, es transitorio y formal y no presenta emoción alguna, es tan frío como la piedra de medianoche. El deber, es con motivación, parte de la conciencia, puede ser verdadera o no, pero el tono con que se la expresa, es mejor y apacible. Hace pensar la próxima vez.

Una buena persona se construye con el día y no con la noche. Pedir disculpas verdaderas, solamente es cosa de quien es sensible, quien entiende que la vida es un soplo y no vale la pena estar  acaparando negatividades en la caminata por la felicidad. El asunto es que Dios aunque esté viejo y con la mirada corta, no quiere decir que no sepa que esto o aquello, está mal. La forma en que uno es se mide en los hechos, dime lo que hablas y te diré quien eres.  Es algo un tanto personal pedirle disculpas a Dios por lo que no se rinde como quizás el lo esperaría. Siempre se puede ser mejor en todo, pues seamos completos pidiendo disculpas a quien corresponda, cuando corresponda. Pedir disculpas  no es humillarse, es mostrar autoridad en una personalidad única. Lo  grande en esto es que Dios es el Juez entre la disculpa y el hecho. No darlas al instante o después, generan sanciones por parte del Juez que todo lo Ve.  Por ahí nos pasa cosas que no comprendemos y de pronto exista en  la historia, un pedido de disculpas. Son las disculpas no dadas tan pesadas, como la conciencia de un matador.

                                                                                                  Daimer Santuche 

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