El mundo que el mundo es Mundo

El nido es una cosa muy importante en cada ave, en la vida humana también. El nido es lo que llamamos de casa. No importa dónde estemos, siempre queremos estar lo más pronto en el. Es una forma de sentirnos propios, vivos, es tener un lugar en el espacio llamado mundo, es el refugio donde la muerte no nos asusta, donde lo que nos pase, podemos mejorarlo o disfrutarlo.

Muchas veces este nido está dado vuelta, cosas fueras de lugar, la mugre nos da hola todas las  veces que atravesamos la puerta, pero sabemos como encontrar cada cosa, como sobrevivir y hasta cuanto tiempo nos demora el ordenarlas. No nos importa de quien puede llegar, lo único que hacemos, es un espacio para que pueda sentarse. Es el lugar donde ni por el dinero del mundo, nos dirán lo que hacer. El espacio y lugar tan nuestro como el dedo.  No importa como ni que tiene, pero donde permanecemos por más de tres días, ese es nuestro rincón. Ya nos apoderamos de una forma afectuosa, se vuelve nuestro amigo, hablamos el mismo lenguaje, le regalamos cosas y nos agradece dándonos la paz que solo nuestro amado hogar nos  brinda. No importa si es una carpa, es nuestra cara. Muchas veces solo con el  hecho de tocar la puerta de casa, ya sabemos  que sucedió en nuestra ausencia. Ni que hablar de la cama, sea una tabla, pero no se compara a otra, puede ser de pluma, pero en nuestra tabla, siempre dormimos cómodos, mucho mejor. Nuestro mundo depende de nuestro nido, por el tiempo que sea o el lugar que sea. Donde está nuestra vida, ahí hay una historia de amor abstracto con nuestro mundo llamado hogar o mi casa.

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