Del otro lado del camino

Esta es una historia real la que vas a leer, siendo que en algún lugar en el tiempo, una joven vivía en un hogar muy humilde. Un hombre se enamora de ella y decide conquistarla, pero ella decide desaparecer de sus ojos. No le gustaba. Entonces pasó a vigilar el camino, cuando el hombre era visto a lo lejos, ella corría entre los árboles y se escondía y había que decirle que ella, estaba en la ciudad. Pero el, era paciente, el tiempo pasaba y ella corría al lado opuesto. Pero el destino le pegaba una engañada, porque muchas veces, cuando huía de el, lo encontraba a su frente y como no tenía donde correr, no le quedaba otra que charlar hasta poder comenzar todo de nuevo. El hombre tenía buenas intenciones, pero el corazón galopa fuerte y ella no soñaba junto a el. Pero la libertad del hombre estaba con ella y nunca perdió la fe y creía en el amor que profesaba. Hasta que un día, cansada de ser perseguida y de decirle no, decide darle una oportunidad, para poder decirle que la dejara en paz, que ella no tenía nada para darle, que no le quería, que abriera sus alas y volara en busca de su libertad. Pero esa noche… el ángel flechero le envistió dardos a discreción y ella se dio cuenta… que dentro de tanta asperezas, dentro de aquel hombre, vivía un corazón que haría lo que fuera por hacerla feliz, cambiaría su vida por causa de ella. Que en sus manos estaba su vida.

El tiempo pasó y ella ya no huía y si se flagraba a ella misma pensando en el. Y sin darse cuenta, su corazón ya no corría, sino que caminaba para el camino que antes huía. Pasó a mirar lejos y cuando divisaba a lo lejos que el venía, su corazón se le salía. El tiempo siguió pasando y aquel hombre ya era su primer pensamiento y se enamoró. El, le demostró que si tuviera otra vida, correría nuevamente para conquistarla. Los dichos de su boca y su fe, le dieron el amor de una mujer que corría de e. Ella le dio cuatro hijos. Hoy, entre tanta lucha de la vida, entre  caminos de espinos y jardines, construyeron un amor que perdura. La vida les dio un amor y un compañerismo. Son cosas que uno no entiende, pero si hay un corazón verdadero y dispuesto en sostener una fe y la voluntad de alguien de dar una oportunidad, milagros se hacen realidad.

Hoy día, no se corre por el camino de la felicidad y si de la vanidad. Ya no se construye un amor como el de aquel hombre y de esta mujer. Ya no se vuela para la libertad de un amor, para compartir una bella canción o una puesta de sol. Ya no se toma de la mano para decir un te quiero en silencio o con una mirada. Se ha vulgarizado el te amo y se ha profanado el amor. Los hombres se han convertido en pájaros sin canto y las mujeres en rosas sin perfumes.

Si en algún tiempo distante encuentras una mujer huyendo con una sonrisa, no te sorprendas, es mi hermana, que aunque el destino la sorprenda, ella es feliz, porque un hombre le ha dado todo el amor y el cariño del mundo. Un hombre que le ha enseñado lo que había del otro lado del camino. Que en la vida se aprende si estamos dispuestos a vivirla, a creer y confiar. Que no debemos mirar para las apariencias y los defectos. Que el amor es como una pintura en un cuadro, si lo miras de cerca puede que no entiendas las figuras y te parezcan incoherentes, en el cuadro, existe un amor y una expresión; todo el, mantiene una justa excelencia y cada pincelada, aunque parezca una raya, está construyendo algo que solo a la distancia se puede apreciar el valor. Que aunque el pintor no esté ahí está una parte de el, ahí está su amor expresado y la certeza de que todo el tiempo que lo pintó, valió la pena porque iría a inspirar a otros corazones.

Un homenaje a José Olimar y Loreley Ocampo.

Que Dios bendiga.

Daimer Santuche H. (C)