El viento no se lleva las palabras.

Los propósitos de un día, son aquellos que vienen sin que los esperemos, porque aquellos que vemos o esperamos, son frutos de lo que venimos transitando. Como están en otras notas que he escrito, son las herramientas que necesitamos para elevarnos a otro nivel, más completos y de espíritu renovado en capacidad. Pero no todos saben que lo que nos emerge en un determinado momento de un día, son también consecuencia pagas por alguna cosa dicha y no hecha. Le damos importancia mayor a lo que hacemos y no a lo que decimos. Pero la vida está hecha por una palabra y como somos imagen y semejanza del que la dijo, nuestra boca es la fuente del poder. Como usamos ese poder, cabe a nosotros ser responsables.

Veamos algunos ejemplos prácticos y reales. Una joven dijo con tanta fuerza sus palabras que nunca iba a casarse, que hasta el día de hoy, no pudo relacionarse con un hombre, está de edad avanzada y ya no podrá tener hijos aunque encuentre a su príncipe. Una madre insultó tanto a su hijo cuando este hacía algo mal, diciéndole palabras tales como, incapaz, inservible, miserable, vago igual a tu padre, que este es uno de los ladrones de barrio más conocido en la ciudad. Un pastor evangélico discriminó a un obrero públicamente porque le dijeron que éste era homosexual, que cuando le nació su último hijo, este comenzó a presentar signos afeminados y crece cada vez más, inclinado a su sexualidad contraria. Un padre nunca le dijo a su hijo una palabra de amor y ni siquiera le dio un abrazo de muchacho. Aunque su madre se lo dijo muchas veces, este decía que no iba andar abrazando macho. Murió sin sentir un abrazo en toda su vida. Un adolescente escogió a otro para mal tratarlo todo el tiempo escolar, cuando fue padre, le pasó lo mismo con su hijo, alguien eligió a su hijo para perturbarle y aunque peleó para que su hijo no sufriera tales abusos, nunca tuvo resultado y donde  iba, le pasaba lo mismo. Aunque lo cambiara de colegio. Un amigo, dejó de ver al otro porque creyó que su pobreza, le daba mala reputación por su estatus social, en dos años quedó pobre su familia y el amigo que dejó en el pasado, estaba el doble de posición que este en toda su vida. Aunque lo buscó, no pudieron ser amigos por la forma de vida que el nuevo posicionado tenía.

Una mujer dejó a su marido por otro y al ver que no le fue muy bien, decidió decirle que su antiguo marido, le trataba mejor, entonces el actual la dejó por su esposa y ella quiso hacer lo mismo, pero su esposo no la perdonó y se quedó sola. En un centro comercial, un hombre no toleraba la homosexualidad de su compañero y le daba ocasiones para que le fuera mal y lo despidieran. Pero antes de los tres meses, ascendió a gerente en el local y el hombre se quedó más furioso y el primer día que el gerente le dio una orden, el subordinado explotó y además de responderle mal y que mandara a otro, que no era un “marica” que le daría las ordenes. El gerente le contó lo ocurrido a sus superiores y despidieron al agresor homofóbico.

En una oficina pública, la que atendía hizo esperar a otra mujer más de lo debido, solo porque no le gustaba su cara. Un día tuvo un accidente y la que la socorrió, fue aquella a quien hizo esperar sin que esta supiera.

En fin, esto es solamente una pequeña parte de las billones de situaciones que a diario se pasa.

Lo cierto es que cada vez que algo fuera de lo esperado nos pasa, debemos pensar si quizás no fue algo que dije y no que hice. Somos responsables de nuestras acciones, porque lo que decimos, puede alterar el curso de nuestra rueda de engranaje en la vida y por consecuencia, alteramos en parte de las demás que están en correlatividad con la nuestra. Es una cadena. No podemos andar sobre esta tierra sin respetar el espacio de los demás, y esto incluye no violar en palabras o deseos. En la Biblia está escrito, que todo se puede pedir, menos la muerte.

Es necesario crecer, evolucionar para mejorar nuestra naturaleza humana, con defectos y virtudes, de apoco se puede corregir. Solo hay que Amar, tolerar y respetar, saber tener paciencia y ser justo o servicial cuando la situación amerite. No se puede condenar una persona torpe cuando uno sabe como es, porque es injusticia, la persona puede ser torpe a nuestros ojos porque no sabe o está aprendiendo para evolucionar. Quizás fuimos tan torpe como ella en algo más fácil y aprendimos. Nadie es igual, como también, juzgar a alguien por su apariencia. Se habla que el padre de la física era pésimo estudiante, pero en física le iba mejor. No es necesario decir quien fue después, pero se nota que el hombre fue dejado de lado ya que no aprendía lo convencional y no hubo quien no dijera que no sería nadie en la vida. Lo imagino. Una de las mejores voces femenina, cuando presentó su trabajo en un cassette, la grabadora le dijo que no era tan buena, pero no desistieron y fueron a otra, que la transformó en una celebridad. Imagino que la otra grabadora perdió algunos millones. Las apariencias engañan. No seamos confundidos, porque parece que el universo tiende a devolver nuestro propio veneno, sea de hecho o de palabras. ¿Qué vas a decirme hoy? 

A las palabras, no se las lleva el viento y si el oído que las escuchó.

Daimer Santuche H. ©