La puerta del sur

Mirando la constelación de orión, cuando la luna se pone al centro, vino a mi mente las catástrofes sucedidas y las que aún han de venir. La tierra se inclina para  el vacío, la luna aspira el mar, el manto de la tierra se inclina y comienzan un nuevo desafío. El horror en los Estados Unidos es más impactante que cualquier guerra pasada. La naturaleza se cobra y desde el centro, un gran dragón de fuego despierta de entre la población. Casi nadie se salva, su boca no perdona y entre su cola y sus garras dejan la vida quienes  se jactaban de poder. Gran espanto en toda la tierra y esta se paraliza ante la amenaza del gran dragón de fuego. El cielo se oscurece en américa y llora amargamente sobre los inocentes. Se corteja el duelo con una paz en tregua, pero se acorta tras la oportunidad de los príncipes de la guerra. Comienza a escasear el alimento, el mundo tiene hambre y necesidad de abrigo. Desde los cielos se contempla la gran oscuridad bajo la morada de los humanos.

-Cómo escapar? – Pregunté.

-Es tarde, no quisieron escuchar ni ver las evidencias, la arrogancia y la codicia del poder, les ha segado para la Voz Del que quiere su bien.

Miraba yo todo lo que se me pasaba por delante. Veía como desde una puerta terrestre, unas personas que parecían indios brujos, conjuraban esas puertas y un espejo brillante se desenrollaba desde la nada. Ahí metían a la gente de su pueblo, pues eran semejantes a ellos y desaparecían. Otra vez veía una especie de discos voladores que surcaban los cielos a gran velocidad y como que ayudaban a quienes deseaban ser ayudados, parecían oportunistas seleccionando de entre la multitud.

Pensé dentro de mi como eso era posible, que también quería saber eso, para poder ayudar…

-Y puedes tenerlo, a su tiempo te lo daremos, como a cientos de los tuyos que abrirán esos portales a la gran ciudad del refugio. Ahora no lo puedes tener, si te descubren los de tu especie, seguro te matarían, el poder sobrenatural, les amenaza. No queremos que  sufran disputas a causa de lo que no conocen, sería una catástrofe para la humanidad entera e imperdonable para nosotros.

Recuerdo que insistí porque quería un adelanto de como tener ese poder… y me dijo que estaba dentro de mi, de cada uno, cada humano es específico, uno para el otro, unos completan a otros y muy pocos los que completan a todos. Muchos los llamados y pocos los escogidos. Somos semejanza de Dios y por la palabra hacemos las cosas como Él, pero esto lo sabían los antiguos, creo que si la ocasión y la razón es buena, si se cree de todo corazón, la palabra se activa, lo que genera lo que llamamos milagro. Pero no es el humano el que hace, sino la Divinidad compartida del Creador, sin ello somos semejante a una piedra.

Que terrible pensé… si la gente descubre de lo que es capaz de hacer, estamos perdidos, una gran batalla se formaría. Entonces entendí la destrucción que ha padecido la humanidad. No todos son salvos, los manchados de maldad no son traspasados al otro lado, esa es la gran selección. Vi la playa llena de muerte, el agua estaba contaminada y llegaba a los ríos. La gente se quedaba vieja en cuestión de semanas y de la nada. Como si estuvieran poseídas por un espíritu malo, pedían ayuda y se escuchaba el lamento y el horror de las personas. El miedo estaba en todas partes y el mal en el agua crecía. El fondo del océano revelaba la negligencia humana y nadie pisaba en la arena de la playa. En mi país llovía sin parar durante cuatro días, las crecientes llevaban al centro de la tierra el agua contaminada del océano. Un gran accidente en las costas de Brasil, hacía surgir una gelatina negra que se prendía en todo lo que tocaba, matando a las pocas horas. Nunca vi el petróleo, pero supongo que debería de ser eso, era como la coca-cola en el fuego.  -Cuando sucederá esto?-pregunté- y me dijo pronto… cuando vuelva la guerra, esto la detendrá por un tiempo.