Daimer´s

4/3/16

Una codicia mortal

Es increíble como el ser humano puede ser tan idiota y retardado, al mismo tiempo de poder llegar a una galaxia distante.
El propio deseo de ser un dios, de controlar su propio planeta y de dominar cada vida. La codicia y la trampa, manchan sus manos. Veamos una pequeña y poderosa oración que hablan los científicos del espacio. “…lo cierto es que en todo el sistema solar y un poco más allá, somos los únicos y no hemos encontrado más que suposiciones de planetas sin saber si hay vida inteligente, esto, hasta donde alcanza nuestros telescópicos”.
Sabias palabras, pero somos un punto perdido en la oscuridad del universo, o quizás no estemos tan abandonados. Somos los únicos seres vivos que nos comemos unos a los otros, matamos y robamos para obtener el poder de poseer aquello que más tarde, no podremos cargar. Nos envenenamos comiendo el propio veneno que fabricamos intentando alterar la naturaleza, esto para que la producción sea mayor y mayor la ganancia. No nos importa la vida en el eslabón inferior. También somos tan idiotas, que entendemos el concepto de cadena y mismo así, no nos importamos con el inferior, siendo que si más abajo se rompe, toda la cadena para de funcionar. No importa si el eslabón es de oro o barro, plata o plástico, si todos tiran juntos, también quedan quietos juntos.
La comida es el arma principal para la guerra del dominio. La carne es un veneno constante y todos van a la parrilla por el. Si no hay carne, poca cosa funciona. Para ello, se han vacunado los animales a tal punto, que su propia vida corre peligro. Cuando ingerimos al animal, envenenamos nuestro cuerpo con esas toxinas y ponemos a prueba nuestro sistema que, más tarde colapsa. Se logra en tan solo tres semanas, que un pollo pese cuatro kilos a base de drogas que al final, la comemos. Es lo mismo que vacunar a una madre embarazada y que su feto logre nacer como bebé, en tan solo tres meses. También que un  niño de un año, complete el tamaño adulto en tan solo cinco años. Todo por la necesidad de poder. Las gaseosas por ejemplo, vienen cada vez más diluidas en sus productos naturales, lo que hace que lo químico y artificial gane terreno. Lo natural muchas veces, tiene una pequeña esencia de aroma donde solamente se siente oliendo varias veces. Hoy día, todo viene exageradamente para que reconozcas y consumas. Todo a base de químicos. Las fórmulas son tan complejas y mortales a tal punto que si divides cada ingrediente, te das cuenta que uno te derrite la piel provocando úlceras, pero tiene un componente que revierte el proceso, otro que te podría causar parálisis o temblores constantes, pero tiene uno que contrarresta su efecto. Al final, lo que bebes, es un coctel de venenos mortales con un agradable aroma y sabor. Pero pagas por ello y le das a los niños aquello que está de moda y todo el mundo toma. Y aún dices que de algo hay que morir. Pero cuando te toca la enfermedad y te desarma de a pedazos y te reviste de constante dolor y ardor. Quieres vivir mejor, más saludable, disfrutar de la vida que no veías y la tenías. Te acuerdas de Dios, de las cosas buenas que aún existen bajo el sol y no puedes, el dolor es tu compañía a cada instante.
Te dicen que esto es bueno, pero no te enseñan que es bueno para muy pocos, terminas siendo esclavo de las fábricas que se encargan de hacerte la vida fácil pero para la mitad del tiempo estimado al que debes vivir. Por eso tal producción, pagas con la mitad de tu vida.
El faraón tuvo un sueño, las siete espigas vigorosas que eran tragadas por aquellas que le nacían, que su apariencia era terrible. También de las siete vacas gordas y bellas, junto al Nilo, que le nacían a cada una, una vaca magra de terrible aspecto y de tal hambruna que se las comía sin dejar rastros. Todos entendemos y conocemos la historia y el sueño. Pero nadie se puso a pensar o cuestionar que la interpretación de José, pudo haber sido mal interpretada, si eran siete años de abundancia y siete años de hambruna, ¿Pues por qué razón no se calaron los años y se amenizaron los efectos?. Pero Dios es el sabio en esta historia, la razón es la lógica que grita desenfrenadamente ante todos y nadie la escucha por considerarla loca. Lo cierto es que cuando alguien se desespera ante el peligro eminente, nadie cree que habla lo correcto. Cada cual vive su mundo, su propia posición egoísta y se olvida del de abajo o de arriba. La misma historia del eslabón.
La razón es una, la naturaleza. Dios tiene en cuenta la madre tierra, también les dio a los humanos la capacidad de prepararse y al faraón, le ha provisto de una ayuda extra. Un servidor de su Reino. Traducido al día de hoy, junto al gobierno, la ayuda del pueblo de Dios. Todos trabajando por el bien de todos. El viejo refrán, “A Dios lo que es de Dios y a Cesar lo que es de Cesar”.
Pero lo cierto es que hoy esto no es posible, porque cada uno mira por si y no le importa el respeto por la vida del otro, quiero esto y si te opones, te mato.
No hay paciencia y ni sentido común. Protestan hasta por aquello que les van a mejorar. Por un lado se grita no a la violencia y por el otro lado se les da las armas y un curso de cómo hacerla más eficaz. Se vicia a la gente con lo fácil y luego se las hacen difícil. El desespero toma cuenta de la codicia. Y aún así… se busca vida inteligente en el espacio para llegar a un acuerdo, quizás para cobrarles impuestos de dividir el mismo paisaje espacial. O quizás para hacer lo mismo que hicieron con los Indios en el nuevo continente. Reclutar soldados para la conquista del nuevo mundo y luego dejar una especie viva y contemplar en un museo, parte de la vida autóctona encontrada. Ponerles una leyenda que diga depredador, carnívoro y primitivo. Quiera Dios que nunca se llegue a conocer otras especies, pues no saben el riesgo que corren, o quizás sí y esta es la razón de la distancia que separan de las civilizaciones galácticas. Si con tan solo un trozo de madera, somos capaces de dar fin a un inocente, cuanto más con un arma dimensional e inter espacial. Dios sería un necio si lo hiciera y si tuviera la oportunidad, le escupiría la cara por traidor y sentimentalista si eso llegara a suceder. Ya que no hay otro que se le atribuye creación. Porque a la nueva especie, seguro tendrán la felicidad de poder conocer a los terrícolas y ayudar en compartir su conocimiento. Pero nosotros los carnívoros y depredadores, no tenemos argumentos fiables de confianza y dignidad. Somos corrompidos y todo gira en torno a la ganancia. Somos capaces de vender a la especie a cambio de un kilo de oro.
Y más, cuando alguien nos habla la verdad, no le creemos y lo catalogamos de rebelde. Así estamos y así vivimos. El sol nace y cuando nace de nuevo, morimos. No disfrutamos la vida, no tocamos la tierra hasta que en ella nos entierran. No hacemos parte del universo, sino que lo dividimos en parte. A la virtud solo la escribimos, no la vivimos. Y ser un ser humano, esto está en tela de juicio.
Cuando te sientes a la mesa o donde sea para comer, piensa que por eso que vas a comer, perderás un día de salud y seis horas de vida. Y será el doble por cada líquido proveniente de una fábrica. Si no lo haces tu, esta es la ley. Lo rápido sale un poco más caro, pero más barata es la cuota de sacrificio que alarga tu dolor. Piensa una cosa, el único producto que no se ha modificado aún, es el pez, pero para obtenerlo hay que ir a pescarlo. Fabricarlo cuesta caro y no es de un dominio terrestre. Curioso verdad?
Daimer Santuche H.
    (Uruguayo)


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