Es de saber que la mejor parte de la vida de un hombre y una mujer es cuando él, le pide en casamiento y ella dice que sí. Es el inicio de la familia y la unión sagrada que conmueve los elementos visibles y no visibles.
Es algo muy conmovedor que trasciende los tiempos y produce las mismas emociones contagiosas e inspiradoras.
Pero que cruel es cuando el que pidió o el que dijo sí, pone un fin de muerte al interrumpir lo que fue, pudo o debió ser una familia feliz y sagrada.
El engaño, la traición y la cobisa, van de la mano con el sentido de posesión. Los males que corrompen totalmente el pilar de sostén del Amor. Todo se esfuma.
La falta de Amor, el desinterés por el otro, no viene de la nada, nace en la mente con una gota de egoísmo personal. El no valorar y reconocer las diferencias del otro, entrañan celos, discusiones y muerte de alma. No querer donarse a la construcción de un Amor sólido, por el orgullo, lleva a nada. Muchos se unen físicamente por diversas razones, pero ... será que realmente hay o hubo amor?
Cada cual sabe de sí... Pero es notorio que tanto él como ella, no quieren perder y te aman la batalla de alma que lleva a la muerte espiritual y/o física.
Pasan por la ruta de la discordia, el enojo, el resentimiento, la desesperación, la duda, la rabia, la auto-manija psicológica, la bronca, el despecho, el rencor, el asco, el odio, entrando así en la ira. Por resultado, la otra persona alimenta todo esto cuando no cede para una charla amigablemente y reconocimiento final de la relación. El no aceptar que juntos morirán, es el principio de la ignorancia perfecta.
Ambos están cansados de sí mismos, de la falta de compromiso y atención en sí mismos y para con el otro. El cansancio y el no luchar en conjunto por la familia o por la pareja, destruye.
Ella reclama y cobra de él, el reclama el tiempo perdido y la traición muchas veces, aunque el sea el más traidor... pero el machismo lo ciega y su fuerza cree que ella no tiene voz por su inferioridad. El decide vengarse y mata su cuerpo separando así los tres elementos sagrados. Al verla muerta, su razón se aclara y ve lo que hizo... el terrible mal e irreparable. Al instante se llena de oscuridad y traza una venganza en si mismo y por no enfrentarse a los ojos humanos que hacen su mundo... se suicida.
Si matar a otro ser humano es un error de muerte en si mismo, matarlo y matarse, es negarse el propio perdón. Es ahí donde el que comete tal pecado, pasa entre el Cielo y la Torre que conduce a la muerte... el pueblo sin salida... donde tiene su pasaporte eterno. Ahí no hay olvido, no hay muerte y la mente tiene más memoria de la que tuvo en vida. Es que en vida, no se usaba toda la capacidad por distracción, pero allí, los detalles abundan y las posibilidades razonadas, alimentan el arrepentimiento sin salida.
Es ahí que ve, que si quería vengarse de el o ella, la solución era mostrarle que sin el o ella, podía salir adelante. Ser feliz en un nuevo comienzo, es no llevar lo que ayer, no funcionó. Ambos pueden recomenzar una nueva historia, una nueva vida.
Y la venganza es que el otro vea lo feliz que está y lo que realmente perdió. Y esto si se le puede llamar de venganza... ya que si llegan a un acuerdo de amistad, sabrán que la dicha y la felicidad, les dará paz y riquezas que nunca se acaban.
Pero la ignorancia siega los ojos y la razón, entonces se arrancan la Luz del Alma de sus cuerpos y permanecen en oscuridad espiritual.
Dios dijo que la Verdad te hace libre, que con Amor, todo es posible. Que dos pueden mucho, que el respeto te da vida y que no debes matar. Pero como A Dios nadie le hace caso, aunque también dijo que pasa mañana, nadie le va a creer y dicen en la misma muerda caótica de existencia. Sabe Dios que el demonio, tiene entrada en el ser humano por derecho, cuando el humano le abre las puertas y en la Casa, no está Jesús, el único abogado y defensor que existe en el Cielo y la Tierra, para las cosas espirituales y que el humano desconoce.
Por esta razón es conveniente mantener silenciada toda la fiera que clama por las fuerzas oscuras que alimentan la distancia hacia Dios. A más luz, mayor distancia de la oscuridad. Si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz, dijo Jesús.
Antes de hacer un mal, piensa en el bien que puedes hacer mañana por otro y por ti mismo.
Daimer Santuche H
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